lunes, 18 de junio de 2012

De boda en Roma

Hace poco he tenido el inmenso placer de asistir como invitado a una boda que se celebró en Roma y no quiero dejar pasar la oportunidad de contaros algunas de las experiencias vividas en los días que pasé allí. Centrándome eso sí, en los temas propios de este blog.

Lo primero que me han preguntado es si las bodas en Italia se celebran de distinta forma que en España. La respuesta es no. Está claro que la cercanía cultural e histórica de ambos países hace que muchas tradiciones sean virtualmente idénticas. Esta cercanía cultural también hace que Italia sea un lugar donde los españoles nos sentimos como en casa.

Detallo un poco. La ceremonia se celebró en la pequeña iglesia del bonito Santuario del Divino Amore y resultó muy emotiva. Después nos trasladamos al lugar del banquete, donde fuimos recibidos con algunas delicias para picar. Entre las opciones de bebida, dado el calor que hacía, tuvo mucho éxito el prosecco y muy especialmente un cóctel que llamaban rossini, a base de prosecco y fresas. Delicioso.

La cena tuvo como detalle original el que fue de tipo buffet. La comida nos la servimos nosotros mismos desde tres mesas en las que podíamos elegir respectivamente los antipasti o entrantes, los primeros (especialmente pasta) y los segundos. Nos explicaron que todos los productos eran de la zona (kilómetro cero). Aquí pongo una fotografía de mi plato en el que se pueden ver algunos quesos, un jamón curado (cortado en el momento, esto me sorprendió), riquísimos raviolini y un excelente asado.


Los vinos también eran de la región. Un blanco Fontana Candida muy aromático con denominación Frascati, cuya versión dulce había probado no hace mucho. Y un tinto de Merlot (esto también me sorprendió) con denominación Lazio.


Tras la cena vino el baile y después salimos de nuevo al jardín para un bonito espectáculo con globos luminosos que se elevaban en el cielo nocturno. Allí tomamos también el postre, de nuevo un buffet, verdaderamente espectacular. Pasteles (nos dijeron que uno estaba patentado) y helados irresistibles. La bebida más elogiada fue un limoncello casero elaborado por la madre del novio.


Todo contribuyó a que, como debe ser, la jornada resultara inolvidable para quienes allí nos reunimos y disfrutamos de lo más importante, la mutua compañía. Vayan desde aquí mis mejores deseos de felicidad para los novios.

4 comentarios:

Mirella dijo...

No puedo dejar de mirar la última foto... Debía de estar todo delicioso!

Rosa Mari dijo...

La iglesia es el Santuario del Divino Amore via Ardeatina Roma

Santuario muy visitado sobre todo por los romanos.

EM dijo...

Que puedo decir...ha sido un placer leer tus palabras y recordar con placer ese dìa tan especial.
Gracias

Guillermo dijo...

Gracias, Rosa Mari, por la precisión. Ya he corregido el texto.

EM, muchas gracias a vosotros. Me alegro de que te guste lo que escribí. Me consta que para todos los que fuimos desde España también fue muy especial.