lunes, 23 de febrero de 2015

La temperatura un factor climático importante en el viñedo

De manera general podemos decir que la temperatura es el factor climático más importante en viticultura y condiciona el desarrollo vegetativo de la vid.

Durante los meses de invierno la vid se encuentra en reposo vegetativo y es en esta estación cuando se registran las temperaturas mas bajas del año. Tras consulta del parámetro temperatura del aire en algunas de las estaciones meteorológicas existentes en La Rioja en el mes de Enero de 2015 vemos los siguientes valores.
Tabla con temperaturas máximas, medias y mínimas registradas.
La temperatura mínima más baja registrada se ha dado en Villoslada con -6,8ºC, aunque en esta zona no se cultiva la vid. Respecto a zonas con cultivo de vid se pueden destacar los -4,1ºC de Alfaro y Nájera.
 

Localización de las temperaturas mínimas del mes de Enero de 2015

Para contextualizar esta información dentro de las posibles afecciones al cultivo del viñedo y poder analizar si han existido daños, basta con observar la relación entre temperaturas y afecciones en la vid en función del periodo vegetativo de la planta:

Temperaturas de referencia/Daños de invierno:
-15ºC/-17ºC  Limitante para cualquier órgano incluso en reposo vegetativo. Se provoca la muerte de la vid.

En el caso que se registren tempeturas mínimas extremas sobre la vegetación de la vid se podrían dar los siguientes daños.

Temperaturas de referencia/Daños en agostamiento:
-8ºC/-5ºC Se registran daños si el órgano no está agostado. Esta circunstancia se puede observar en las primeras heladas de noviembre.

Temperaturas de referencia/Daños con vegetación:
-2.5ºC Destrucción de cualquier órgano herbáceo.
-1.1ºC Se produce la destrucción del brote en estados fenológicos tempranos (C). Ejemplo: heladas primaverales.
-0.5ºC Se produce la destrucción del fruto recién cuajado.

Notas: Los datos sobre temperaturas han sido extraídos de las estaciones agroclimáticas del Gobierno de La Rioja. "Información climática generada por el Gobierno de La Rioja. Consejería de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente. Acceso público y gratuito a través de la web: http://www.larioja.org/siar." Y otras estaciones meteorológicas del Gobierno de La Rioja. El tratamiento de la información es de elaboración propia.

sábado, 21 de febrero de 2015

Bodega El Lagar de Isilla - La Vid (Burgos)

Hace unos días tuve la oportunidad de visitar la localidad de La Vid, que se localiza a unos 20 kms de Aranda de Duero dirección Soria.

Lo más destacable de este pequeño pueblo es el impresionante Monasterio de Santa María de La Vid. Junto al río Duero, se trata de un gran edificio que data del siglo XII, aunque ha sufrido diversas remodelaciones a lo largo de su historia hasta la actualidad. Hoy en día, es la orden de Agustinos quienes habitan aquí. Es, sin duda, el gran atractivo turístico. Su claustro es espectacular y el interior también es fascinante, la Iglesia, el refectorio, una gran biblioteca y una sala museo con piezas únicas de arte sacro. La visita guiada dura una hora aproximadamente, aunque yo me hubiera quedado más tiempo para poder ver mucho más con detalle. Además, no hay que irse de aquí sin dar un paseo alrededor del Monasterio, por sus jardines, observando la fachada con su espadaña y los numerosos escudos nobiliarios.

Tras la visita cultural, nos dirigimos a visitar la Bodega El Lagar de Isilla, que está junto al Monasterio. Además de bodega elaboradora, El Lagar de Isilla cuenta además con un peculiar Hotel enológico, un fantástico Restaurante-asador y una tienda delicatessen.
La peculiaridad de dicho hotel viene por sus habitaciones temáticas, cada una de ellas está decorada en un ambiente enológico y con motivos del mundo del vino: botellas, barricas, viñedos, etc. En el Restaurante, denominado La Casona de La Vid, se puede degustar una amplia variedad de productos de la tierra, bien en tapas o en plato. Cuenta con un acogedor patio cerrado que no viene nada mal en los fríos días de invierno ribereños.

Ya en la Bodega elaboradora, nos contaron el origen de la misma, allá por 1995 cuando se empezó a producir en la Bodega subterránea de Aranda de Duero (que hemos visitado anteriormente) y su traslado y despegue de esta bodega a partir de 2002.
El viñedo propio se encuentra distribuido en tres municipios cercanos y básicamente la uva es tempranillo aunque también hay cabernet y merlot.
La bodega en sí es muy fácil de visitar, es la única accesible para discapacitados ya que todo está a cota cero, y aunque no es tan grande como otras bodegas de la zona, tienen una producción numerosa, unas 200.000 botellas, llegando a exportar a otros países gran parte de sus vinos (el el 60%). El resto se reparte entre sus restaurantes y el mercado nacional.

Para finalizar la visita, qué mejor que una degustación de tres de sus vinos.


El primero era un Rosado 2014. Sangrado, de color fresa. Un vino suave, fresco y con intensidad cromática. En nariz un olor a fresa inmadura y en boca un toque de acidez.
Después, un tinto Joven 2013 tempranillo. Color burdeos, en nariz recuerda a frutos rojos maduros y un poco a tostados, como el café.
Para finalizar, probamos el Crianza 2010. Éste ya tiene de 12 a 14 meses en barrica y las uvas proceden de viñedos de más de 60 años. Tiene un color rojo con borde teja. En nariz, compota de frutas. No es astringente, está hecho y tiene cuerpo. Recuerda a vainilla o canela, olores balsámicos.

También nos mencionaron que cuentan con un vino blanco Verdejo, producido en la D.O. Rueda y un vino dulce Syrah que se elabora en Alicante. A ver si podemos probarlos en otra ocasión.

lunes, 16 de febrero de 2015

Restaurante Dos Hermanos

Bar Restaurante Dos Hermanos
Dirección: Calle Bravo Murillo 28, Ojos de Garza, Telde, Gran Canaria
Teléfono: 928574968
Precio orientativo: 40 €




El restaurante Dos Hermanos es bien conocido en Telde, Gran Canaria, y sus alrededores. Prueba de ello es que fuimos allí entre semana y sus dos comedores se encontraban casi llenos. Todavía su conocimiento no se ha extendido demasiado y así alguien de fuera sólo llegará allí si tiene la suerte de que le lleven, como nos pasó a nosotros.

De que es un restaurante en auge da fe la reciente reforma en la que se ha añadido el segundo comedor y se ha hecho una nueva entrada. Hasta no hace mucho, me comentan que se entraba por la puerta metálica que se ve bajo el cartel y pasando una cortinilla de láminas de plástico. También pude saber que el cocinero ha realizado cursos con algunos de los mejores chefs de España. Sin duda su cocina y sus especialidades de calamares, pescados y carnes, se han ganado el favor de los comensales.

Los ingredientes frescos son el primer secreto de una buena comida. A la entrada pudimos ver pescados y mariscos y elegir qué queríamos comer. Atención al pescado que se ve en la parte de arriba de la imagen. Es una sama roquera, pescado blanco de la zona, y en la próxima foto que aparezca su aspecto será ya muy distinto.


Fue una comida básicamente de especialidades canarias. El gofio es una harina tostada, generalmente de trigo o maíz, con la que se elaboran algunos platos fundamentales de la gastronomía canaria. Yo todavía no lo había probado y me encantó comer este gofio escaldado, primero ayudados de los trozos de cebolla y posteriormente untando con pan. Muy rico.


Como segundo entrante disfrutamos de las tradicionales papas arrugadas con mojo. Las papas en su punto y muy bueno el mojo.


Siendo una especialidad de la casa no quisimos dejar de probar sus calamares. Un plato sencillo pero muy rico cuando está bien elaborado y aquí lo estaba. Perfectos.


Y ya entonces nos dedicamos al plato principal. Cuando elegimos al principio el pescado que queríamos comer, nos preguntaron cómo queríamos que lo elaborasen. De las opciones que nos dieron la que más nos apeteció fue la gallegada, un plato similar a una caldereta, de origen gallego, pero muy popular en Canarias.

La gallegada de sama roquera resultó espectacular en aspecto y en sabor. El pescado estaba jugoso y muy bien acompañado con patatas y verduras variadas que le daban al conjunto un extraordinario sabor. La fuente que nos sirvieron era de tamaño generoso y nos permitió repetir a todos los comensales, cosa que hicimos con gusto.



Buen trato, muy buena comida y una gallegada de sama roquera que, para mi, se convirtió en una de las cimas gastronómicas de este viaje a Gran Canaria.

martes, 3 de febrero de 2015

Cata de cervezas de invierno en La Tavina

Ayer asistimos a una cata de cervezas en La Tavina, un interesante bar de tapas (además de tienda de vinos y restaurante) que se encuentra al principio de la Calle Laurel de Logroño. No es la primera vez que asistimos a una cata aquí, y seguramente nos apuntaremos a más, porque siempre son de gran calidad y están muy bien organizadas.

Las cervezas venían del extenso catálogo de Artesanía Cervecera y sus características y detalles de elaboración fueron perfectamente explicados por Óscar Puértolas. Tampoco es la primera vez que asistimos a una de sus catas y, como en otras ocasiones, aprendimos mucho y disfrutamos de muy buenas cervezas.


Las cervezas de invierno, como las de Navidad o las de Pascua, son cervezas de temporada que se elaboran, en este caso, para ser disfrutadas en las épocas más frías del año. Consecuentemente su graduación es mayor y se encuentra entre el 8% y el 12% de alcohol, su color es tostado y su sabor intenso, lo que permite beberlas a una mayor temperatura.

Como además de catar las cervezas íbamos a disfrutar de una cena a base de pinchos acompañada por las mismas, tomar cinco cervezas de invierno sería algo excesivo. Por eso las dos primeras cervezas no eran de este tipo sino que iban a tener menos graduación. Las tres siguientes sí que fueron cervezas de invierno.

La primera cerveza que probamos es la Grisette Blanche - Wit, cerveza blanca de trigo de la cervecera belga St. Feuillien. Es una cerveza turbia con aromas y sabor cítricos. Óscar nos explica que en las cervezas de trigo belgas es habitual el añadido de naranja y cilantro. Junto con esta cerveza nos sirven un ceviche de salmón y pulpo que por su acidez marida perfectamente.


La segunda cerveza llama la atención por el diseño de su etiqueta y por la inscripción que indica que lleva lúpulos de Nueva Zelanda. Sin embargo Aotearoa es una cerveza española, de los navarros Naparbier, de quienes ya probamos su Pilsner. Es una cerveza rubia lupulada de intenso sabor amargo. El maridaje es con un chicharro en escabeche.


En tercer lugar probamos la primera cerveza de invierno de la noche: la alemana DoppelBock dunkel de St. Georgen Bräu (de esta cervecera habíamos probado su cerveza de trigo tostada). Era una cerveza tostada de alta graduación y cuyo amargor resultó maridar especialmente bien con una (falsa) crème brûlée de foie. Espectacular.


Para la cuarta cerveza volvimos a la belga St. Feuillien para disfrutar su Cuvée de Noël o cerveza de Navidad. Cerveza oscura, con cuerpo, de maltas caramelizadas y especiada que alcanza un grado del 9%. Se envasa en botella de tres cuartos. Por sus características, esta cerveza podía acompañar perfectamente a un cordero estofado con ciruelas.


Finalizamos la cata con la cerveza Avec les Bons Voeux (con buenos deseos) una cerveza de 9,5% de la Brasserie Dupont, de quienes ya conocimos la Moinette. Es una cerveza rubia sin filtrar de alta fermentación con aromas afrutados que también venía en botella de tres cuartos (aunque tienen otros tamaños menores ¡y mayores!) El postre era una originalidad: una "birrija" o torrija elaborada con esta misma cerveza. Sorprendente y muy rica.


Con esta cerveza pudimos además comprobar la diferencia entre la primera copa servida de la botella y la última, pues es al final donde más se acumulan los restos de levaduras y más se aprecia la turbidez.


Una gran selección de cervezas y unas tapas deliciosas conformaron una cata cena fantástica. Al terminar, tanto Óscar Puértolas de Artesanía Cervecera como Manuel Álvarez, cocinero de La Tavina, recibieron sendos y merecidos aplausos.

domingo, 1 de febrero de 2015

Finca de los Arandinos

Hoy hemos visitado la bodega Finca de los Arandinos. Situada en el municipio de Entrena (La Rioja) es un proyecto que incluye, además de la bodega, un moderno restaurante y un cómodo hotel de cuatro estrellas que cuenta hasta con un spa a pie de viña.


El edificio ha sido construído por el arquitecto riojano Javier Arizcuren y resulta funcional, de líneas rectas y amplios ventanales. Consigue que en su interior los paisajes que lo rodean se conviertan en protagonistas. Dispone de habitaciones situadas sobre la nave de barricas diseñadas por el mismo Arizcuren.


En otra ala del edificio hay más habitaciones cuyo diseño es obra de David Delfín. También en las zonas comunes se pueden observar distintos detalles decorativos de este mismo diseñador.


Nuestra visita a la bodega se inicia en la luminosa entrada del hotel. Aquí nos hablan de la situación de la bodega y sus viñedos, con una extensión de unas 16 hectáreas y una edad que llega hasta los 80 años en algunos casos. La altitud es de entre 500 a 600 metros por lo que la maduración de las uvas es tardía.

Desde allí pasamos a la sala donde se encuentran los depósitos de elaboración. Aquí llaman la atención junto a los habituales depósitos de acero, dos de madera de roble que están destinados a la elaboración de vinos especiales.


Tras visitar la zona de embotellado volvemos a pasar por la sala de depósitos para llegar a la sala de barricas. Aquí podemos contemplar cómo disponen de barricas destinadas a la crianza de los vinos. Hay tanto de roble francés como americano, con predominio de las primeras.


Terminamos la visita en la sala de catas que se encuentra sobre la zona de los depósitos. Probamos tres de sus vinos mientras nos explican los detalles de su elaboración.

El blanco Viero 2013 de viura 100% procedente de viñas viejas, fermenta en roble y se cría con sus lías. Presenta buenos aromas a flores y pera y resulta fresco en boca.


El crianza Finca de los Arandinos 2011 se elabora de tempranillo con algo de garnacha y mazuelo. Está criado durante 13 meses en barricas con predominio de roble francés. Tiene aromas equilibrados entre los tostados de la madera y las frutas rojas. En boca podría recordar a un bombón de cereza al licor.

El vino de autor de la bodega es El Conjuro, así llamado por la zona más alta del pueblo de Entrena, donde se encontraban sus calados tradicionales. Está elaborado de tempranillo con garnacha y su crianza en barrica se prolonga por 16 meses. Sorprende que mantiene un color joven mientras que resulta parecido en aromas al crianza y lo encontramos más fino en boca.

Una visita agradable y muy entretenida. El día elegido ha resultado venir con nieve y ha hecho que toda la visita fuera en interior. A cambio nos ha proporcionado unos paisajes extraordinarios. Muchas gracias a nuestros anfitriones.