domingo, 28 de febrero de 2016

Restaurante Melo-jia (Barcelona)

Restaurante Melo-jia
Dirección: Calle Córcega nº 250 (Barcelona)
Teléfono: 93 000 92 78
Precio orientativo: 20 euros por persona


Ir a un restaurante chino de los típicos que se encuentran en la mayoría de las ciudades españolas después de haber estado en China es como nadar en una piscina después de haber experimentado las olas y la brisa del mar. Hay a quién le gusta la seguridad que ofrece la primera, pero no es lo mismo...  Hay algunas excepciones (el Asia Gallery en Madrid, el Out of China en Barcelona, entre otros), pero suelen ser caras y a menudo demasiado recargardas. Así que nunca podremos agradecer lo suficiente a nuestra compañera epicúrea Ester, junto con la que hemos redactado esta entrada, la recomendación de ir al Melo-Jia de Barcelona.

Melo-Jia o Can Melo significa la casa de Melo, y esa es precisamente la sensación que se tiene al comer allí, la de estar en la casa de una magnífica cocinera china. Casi una "mamma" china, porque en ocasiones, hasta nos hemos encontrado a la señora Melo haciendo sus dim sum caseros en una de las mesas de un rincón del restaurante, mientras su hija y otro camarero atendían a los comensales.  
Siempre que volvemos a Barcelona, la visita a este restaurante es obligada. Nos gusta el local, céntrico, minimalista, límpio y acogedor. Su música de fondo tranquila y a bajo volumen, que permite mantener una conversación sin tener que esforzarse para ello. Nos gusta el trato agradable, familiar y, al mismo tiempo, muy profesional de sus dueños. También su clientela, gente del barrio en su mayoría, profesionales de las oficinas y los negocios de alrededor que van allí a comer el menú del día, o a disfrutar de una cena tranquila entre amigos. Siempre grupos pequeños, porque la organización del local no permite lo contrario. Pero sobre todo nos gusta su oferta gastronómica. Somos adictas a sus dim sum y a su salsa agridulce con un toque picante. Cada vez que lo hemos visitado, hemos ido probando también algún otro plato de los que ofertan en su carta y ninguno nos ha defraudado. 

Suelen recibirnos como a los viejos amigos, con un abrazo, y mientras esperamos no suelen faltar los frutos secos, la soja macerada y algún capricho para los niños en la mesa. Para los mayores, hay varios tipos de cerveza, como esta Moritz hecha en Barcelona.

Como decía, somos adictos a su dim sum, así que solemos pedirlos todos. Nos es imposible decidir. Shao mai de carne y verdura al vapor, Wan tun de carne, Si xi jiao al vapor, Xia-Jiao de gambas al vapor, Xiao Long Bao, etc.:




El Pato Beijing o pato laqueado, ese gran plato de la cocina China que algunos de los epicúreos tuvimos la oportunidad de probar en el restaurante de Pekín que le ha dado fama universal (Quanjude Kaoyadian), está cocinado de manera más delicada que en los restaurante chinos al uso.
Los crepes que lo envuelven son sutiles, casi transparentes. El pato, tierno pero con la piel crujiente, como ordena la tradición, está también cortado en finos filetes.
 
El  cerdo salteado con verduras y salsa agripicante no tiene nada que ver con otros platos de carne de cerdo, ternera o pollo que se puedan tomar en otros restaurantes chinos, que, por lo menos a mí, al final acaban sabiendo todos igual. En este plato el cerdo se presenta cortado en finas tiras, muy bien condimentado y con un sabor picante dominante. Muy recomendable.


No hay que dejar de probar el rollito de berenjena en tempura. Rellena con una crema de queso muy ligera y bien caliente resulta delicioso.

Y para terminar, los postres caseros, como este Xi Mi Lu, postre a base de leche de coco, acompañado por una copita de licor.


Este restaurante dispone tambien de servicio de entrega a domicilio, llegando la comida en su punto, lo que hace de él una buena opción para cuando no apetece salir de casa. Si se tiene la suerte de estar en Barcelona, claro.
Afortunadamente, pronto volvemos a Barcelona y volveremos al Melo-Jia, sin falta y sin dudarlo, como quién vuelve a casa por navidad, con las mismas ganas de reencontrarnos con esta familia que ha logrado romper un gran número de los tópicos que se relacionan con los restaurantes chinos en España. El Melo-Jia es un restaurante en el que se puede disfrutar de algunos de los platos más sabrosos de la cultura china, pero no es "un chino". Es un restaurante de calidad, pero no de postín. Es, sencillamente, un rinconcito de China en España, regentado por una familia que es el mejor ejemplo que nos hemos encontrado hasta la fecha de integración y fusión cultural chino-española.

Real Sitio de Ventosilla


El Real Sitio de Ventosilla pertenece al municipio de Gumiel del Mercado (Burgos), en la carretera C-619 que une Aranda de Duero con Palencia. Se localiza junto a la desembocadura del río Gromejón en el Duero. Para empezar, hablaremos un poco de historia.


Es a partir de 1503 cuando la finca Ventosilla pasa a poder de la Corona, debido a la venta por parte del Conde de Ribadeo a la reina Isabel la Católica. Desde ese momento obtiene el título de Real Sitio y hasta 1921 no vuelve a manos particulares. Será la familia Velasco la que transformará la finca en un modelo de explotación agropecuaria. Hasta entonces, esta finca, que actualmente está considerada como la más extensa del norte de España con sus 3.000 ha., había servido de refugio para reyes y nobles. En el 1600, el Duque de Lerma construye el Palacio, hoy en día Posada Real, para que el Rey Felipe III se retirara y disfrutara en esta zona, rica en caza en otras cosas.


En 1986, Javier Cremades se convierte en propietario y, desde entonces, es la familia Cremades, de origen valenciano, la regente de esta gran finca. Es Don Javier, el abuelo, quien decide apostar por el viñedo y plantar numerosas viñas a lo largo del recinto, compartiendo su uso con el agropecuario.

Nosotros empezamos la visita por la finca. La explotación ganadera se compone de numerosas reses, entre ellas 1.800 ovejas, de las que se extrae la leche para elaborar el riquísimo Queso. También hay una vaquería con 430 vacas de las que salen unos 12.000 litros de leche al día. De ahí, una parte se vende a una central lechera de la zona, el resto se vende como leche fresca en muchos establecimientos, sobre todo de la comarca. Visitamos la zona de vacas pero también la zona donde tienen a los terneros, muy cuidados y atendidos.


La explotación agraria es exclusiva para la alimentación del ganado, es decir, que lo que se produce es para autoconsumo, no se vende al exterior. De esta manera tenemos diferentes cereales, girasol y forrajeras. También se apuesta por una superficie mínima forestal, por lo que se conserva vegetación autóctona del monte, como la encina o el pino, y también se planta chopo, entre otros.
Otra manera de comprobar la autosuficiencia, es a través de la energía. La finca cuenta con una central hidroeléctrica construida en 1942 y también con un recinto de placas solares. Toda la energía producida es para consumo de la explotación.


El viñedo, como hemos indicado, no aparece en la finca hasta finales de los años 80, poco después de la creación del Consejo Regulador de la D.O. Ribera del Duero. Son 520 hectáreas las actuales, divididas en varios pagos: Hoyo del Dornajo, La Mina, Salguero, Valdelayegua, Los Robles y El Pino, se localizan en las partes más altas de la finca. El primero es el más importante, ya que es el destinado al vino de autor Élite y Adaro, a capricho del abuelo. La segunda se destina a los vinos reservas y grandes reservas, aunque no se elaboran todas las añadas. Las variedades de uva que podemos encontrar son Tempranillo, Cabernet sauvignon y Merlot. Como curiosidad, mencionar que la vendimia se realiza a mano, no se utiliza maquinaria alguna.

La bodega se contruyó semiexcavada en la ladera del monte. Tras ponernos bata y gorro, empezamos la visita por la sala de embotellado, para pasar a la zona de los depósitos de acero inoxidable, la impresionante sala de barricas, la de jaulones hasta llegar a la sala de los reyes o de nichos.


Pero el mejor momento, sin duda, fue el de la cata. Pudimos probar dos vinos, uno de ellos de la Bodega Prado Rey en Rueda. También el queso de oveja curado y semicurado, y para acabar el Aceite 100% arbequina, ya que la familia posee una finca de olivar en el sur de Madrid.

Prado Rey Verdejo 2015. Comenzamos con este blanco monovarietal de un color amarillo brillante, intenso y limpio. En nariz intenso medio, con olor a frutos verdes intensos y afrutado como piña o plátano. En boca redondo aunque ligeramente ácido.



Adaro crianza 2012. Es el llamado "Vino del abuelo", el sueño desde el principio y el reto personal de Don Javier. Con un color vivo y limpio tonos grosella o picota, tiene una lágrima lenta. En nariz quizá es menos intenso que el anterior, destaca primero el olor al tostado de la madera, seguido de notas a frutos rojos maduros. En boca es astringente al principio pero aterciopelado poco después, también se nota el origen afrutado y la madera.


Y hasta aquí nuestra visita al Real Sitio de Ventosilla, algo más de tres horas en las que recorrimos una gran finca, visitamos una moderna bodega y probamos dos vinos excelentes. Recomendable para visitas en familia, los niños agradecerán ver a los animales desde cerca, pero sobre todo para los mayores, quienes disfrutamos del vino de la mejor manera posible.

sábado, 20 de febrero de 2016

Malas hierbas en el viñedo


En el cultivo tradicional del viñedo se realiza una gestión de las malas hierbas que crecen en el suelo del cultivo, mediante pasadas de cultivador o laboreos. El viticultor tradicional lucha contra las malas hierbas a base de herbicida y horas de cultivador, persiguiendo la eliminación de la competencia por los recursos que pueden ejercer las malas hierbas. El resultado es una parcela que no presenta cobertura herbácea.

No obstante, de forma general, existen diversas posibilidades de manejo de la cubierta vegetal en el suelo del cultivo. El abanico de posibilidades varía desde:
  • Laboreo: Operación que consiste en la eliminación de la hierba.
  • No laboreo: Cobertura herbácea total
  • Manejo de cubiertas vegetales. Este método presenta muchas alternativas; calles con cobertura vegetal y calles vacías, siembra de variedades de hierba…
Las ventajas e inconvenientes de los diferentes métodos de manejo del suelo son múltiples y han sido muy estudiadas y en general podemos decir que aunque persigamos obtener mejor calidad en el producto, un gran beneficiario de la gestión de las cubiertas vegetales es la disminución de la pérdida de suelo.

Flora espontánea de invierno en viñedo en vaso
Hace tiempo que nos comentaron ciertas experiencias en el manejo de cubiertas vegetales en el viñedo, que nos sirvieron para comprender que el ámbito de experimentación es amplio y que podemos encontrarnos desde viticultores que optan por laboreo y manejo de herbicidas (la mayoría de ellos en terrenos de secano) a los que prefieren decantarse por las cubiertas vegetales y así poder intentar optar a una posible línea de subvención.

Respecto a las variedades de malas hierbas que pueden crecer en el viñedo el universo es muy numeroso, por destacar alguna de ellas podemos citar:

Y hablando de malas hierbas parece inevitable hablar sobre herbicidas que algunos de los más conocidos tienen las materias activas siguientes:
Se puede decir que presentarn muy buenos resultados en el control de las malas hierbas aunque en el tratamiento deberemos de tener en cuenta que la aplicación continuada de un solo tipo de herbicida puede ocasionar la aparición de malas hierbas resistentes.