domingo, 25 de diciembre de 2005

Feliz Navidad

De parte de los anotadores del blog para todos aquellos que lo leen (aparte de nosotros, claro). :-)

Y como en Navidad es típico comer pavo, veamos que dice Caius Apicius al respecto:
http://findesemana.libertaddigital.com/articulo.php/1276231119

viernes, 16 de diciembre de 2005

Hostellerie des Cèdres

El final de nuestro periplo por Italia se acercaba a su fin mientras atravesábamos Francia. Y para culminar unos días de tanta y tan buena comida nos pareció que lo mejor era obsequiarnos con una cena especial. Nuestro reto era encontrar un restaurante de calidad y en el que además sirvieran foie, capricho al que no pensábamos renunciar. Y eso sin conocer la región.
La estrategia que seguimos consistió en abandonar la autopista en las cercanías de Saint Gaudens para tomar la carretera que va paralela en dirección Tarbes atravesando todas las poblaciones ojo avizor. Nuestro primer candidato fue en el mismo Saint Gaudens. Un lugar de aspecto acogedor. Lamentablemente no servían foie y un capricho es un capricho. Así que seguimos camino, qué se le va a hacer.
Poco después la carretera pasa cerca de Villeneuve de Rivière, un pequeño núcleo de población perteneciente al mismo ayuntamiento. Destacaba la llamativa iluminación de su iglesia que nos hizo pensar que de haber un restaurante tendría que estar cerca. Y hacia allí nos dirigimos para encontrar tan sólo un viejo caserón. Casi nos íbamos cuando decidimos acercarnos un poco más para descubrir que en realidad se trataba de un hotel con un atractivo restaurante. Su carta prometía grandes placeres. Y foie. No miramos más. La suerte seguía con nosotros, y entramos sonriendo de placer anticipado.
El lugar era grande y estaba decorado con sencillez. La noche era muy fría y lamentablemente una única chimenea no lograba calentarlo lo suficiente. Es lo único malo que se puede decir del sitio.
El trato fue amable y paciente con dos españoles que dijimos no conocer el francés, o casi, y que además pedimos que nos cambiaran de mesa para alejarnos de la ventana. Hicieron el esfuerzo de atendernos con el poco español que sabían, y finalmente pudimos entendernos.
EL VINO
Desconociendo los vinos que podríamos encontrar, habíamos pedido previamente consejo a un experto. Gracias a la tecnología SMS nuestro amigo Alberto "Viníssimo" amablemente nos aconsejó que probásemos los tintos de la zona de Cahors. Prueba que deberá esperar, pues la carta de vinos no incluía ninguno.
De nuevo pedimos consejo, en esta ocasión a la camarera, quien nos recomendó un tinto del lugar, que resultó correcto y adecuado para nuestra comida.

LOS PRIMEROS
Para empezar pedimos una interesante crema de verduras, muy nutritiva gracias a la carne de pato que incluía. Pronto nos dimos cuenta de que los platos en Los Cedros son originales, sabrosos y contundentes.
Y por supuesto el foie. Qué decir: bien presentado y acompañado, con esos bonitos detalles de los trozos de manzana seca, verduras y hierbas aromáticas. Pero sigue siendo sobre todo foie. Una delicia. El placer que soñábamos se hizo realidad.




LOS SEGUNDOS
Impresionantes. Un gran trozo de carne asada, acompañada de unos rollitos de espinacas rellenos sobre una salsa de naranja. Y por otra parte un cuenco de barro que contenía un equivalente a nuestras pochas, pero con más estilo de segundo plato: estaba lleno de trozos de carne y de embutidos variados, con alubias colocadas para rellenar los huecos. Todo el conjunto también había sido horneado.
Platos con una mezcla de tradición e innovación que nos encantaron y nos llenaron casi por completo.
Llegados a este punto entendimos por qué al resto de los comensales no parecía importarles el frío.

LOS POSTRES
Y sin embargo hubo que hacer un agradable esfuerzo cuando vimos lo que nos esperaba para postre. Piña asada acompañada de helado de melocotón y decorada con chocolate y salsa de frambuesa. O bien el soufflé de chocolate también con helado de melocotón y un detalle de kiwi, acompañado de una especie de sorbete de frutas del bosque. Exquisitos.
Obsérvese el detalle decorativo de la silueta de cuchara y tenedor realizado con el chocolate espolvoreado.

No hubieramos querido que tal viaje terminase, pero hay que reconocer que al menos así se nos hizo más llevadero. Y pudimos dar por cumplido nuestro reto. Poco después retornamos a la autopista y unas horas más tarde estábamos en Logroño.
Preparando las secuelas.

jueves, 15 de diciembre de 2005

Il Poggetto sulla Cassia

O la sorpresa en la carretera.
Porque así hicimos este gran descubrimiento. Al poco de circunvalar Roma y en plena vía Cassia, camino de Siena decidimos detenernos un rato para repostar gasolina y comer algo sencillo. Así que el cartel de "Ristorante - Pizzeria" junto a una gasolinera nos sugirió un lugar perfecto para ambas cosas.
Nada más entar ya nos dimos cuenta de que aquello era más de lo que aparentaba. En realidad resultó ser un agradable restaurante de comida casera tradicional y de mucha calidad. Con un trato atento y esmerado. Y además bien de precio. Pronto cambiamos nuestros planes originales y nos decidimos a disfrutar de una buena comida con la calma y tranquilidad que tal empresa merece.

EL APERITIVO
Para empezar decidimos pedir un poquito de vino que acompañara la comida. El vino y el agua nos llegaron acompañados de un aperitivo sorpresa. Una cortesía de la casa muy sabrosa.
LOS PRIMEROS
Como primeros platos decidimos compartir una ración de pulpo y un surtido de fritos variados.
El pulpo, con los tomates, las verduras y el queso fundido fue un agradable cambio con respecto a las raciones de pulpo a la gallega que tan habituales son en España. Una combinación extraordinariamente sabrosa para una comida en la que estamos acustumbrados al abuso de pimentón.
Los fritos también nos fueron muy gratos: de verduras, marisco y queso. Ricos y preparados en su punto.LOS SEGUNDOS
Continuamos la comida con unos ñoquis (gnocchi) y un risotto.
Qué decir de los ñoquis que no se vea en la foto. Con su tomate apenas triturado, sus grandes láminas de queso y sus piñones. Sí, estaban tan ricos y jugosos como aparenta en la imagen. O más. Sin duda el plato estrella de esta comida.
Y el risotto no era tampoco todo presentación. La pinza que se puede ver fue dejando paso al ir desapareciendo el arroz a una cigala entera pero primorosamente abierta y lista para comer. Detallista y muy sabroso.
LOS POSTRES
Y ya para postre no nos quedaba más que rematar una comida excelente con dos postres tradicionales: tiramisú y panacotta.
El tiramisú suave y cremoso. Sin el bizcocho que suelen llevar las imitaciones.
La panacotta dulce, pero no en exceso y muy bien presentada.
En definitiva, un lugar absolutamente recomendable para cualquiera que viaje por las cercanías de Roma. E incluso para ir a propósito. Pero nunca en lunes.
Por cierto, que la gasolinera estaba cerrada.
Y no nos importó nada.

miércoles, 14 de diciembre de 2005

PAPPACARBONE

Aunque la costa sorrentina pierde mucho bajo la lluvia de diciembre, Cava de' Tirreni fue un curioso paréntesis dentro del bullicio, las calles abarrotadas de gente y el tráfico imposible de Nápoles. Cava de' Tirreni es una pequeña ciudad provinciana de cerca de 30.000 habitantes. Nos pareció el equivalente italiano de nuestra Calahorra, con todas sus ventajas y sus desventajas. Lo cierto es que allí se respiraba tranquilidad. La gente parecía tener tiempo para arreglarse y salir a pasear bajo los soportales que son una de sus características más pintorescas y que no son muy diferentes de los de Portales. Nos unimos a ellos mientras recorríamos la ciudad en busca de nuestro objetivo.

Empapados y helados fue como llegamos a PappaCarbone. Afortunadamente el lugar era lo suficientemente acogedor, a pesar de su decoración minimalista, como para que entrásemos en calor rápidamente. A ello contribuyó el caluroso acogimiento que nos brindaron durante toda la noche gracias a un pequeño malentendido que nos elevó a la categoría de periodistas gastronómicos. Por culpa de ello tuvimos que "soportar" más música latina de la deseable cuando uno está de viaje y lo que quiere es conocer otra cultura, no volver a la suya. Pero, por otra parte, también gracias a esa pequeña equivocación, disfrutamos de un trato exquisito y de un par de platos por cortesía de la casa. Uno de ellos, las magdalenas calientes, un verdadero lujo para el paladar que habíamos ignorado de forma bastante estúpida por nuestra parte al leer el menú. Afortunadamente, el chef se encargó de que no nos fuesemos sin probarlas. Estos periodistas de pacotilla, humildemente, le ortogamos un 10 a las magdalenas!!!

VINOS CAMPANOS
De los vinos se encargó, como no podía ser de otra manera, nuestra inteligente cicerone Anna. El blanco era un Pietra Calda 2004 de la variedad fiano, mientras que el tinto se trataba de un Colli di CastelFranco 2002 elaborado con una variedad de origen griego muy apreciada en el sur de Italia: el aglianico. Ambos constituyeron, como la mayoría de los vinos que hemos probado en este viaje, un pequeño toque de atención a nuestro involuntario "chauvinismo" riojano. Hay vino más allá de La Rioja y no tiene porqué ser francés.


ENTRANTES, PRIMEROS Y SEGUNDOS PLATOS

Se explican por sí mismos, así que me limito a enumerarlos:
  • Parmigiana di Alici di Salerno e mozzarella di buffala con origano rosso e polpa di limone.
  • Piccole seppioline di rezza farcite di gamberi rossi con patate al vapore e acciughe sotto sale.
  • Gnocchetti di patate rosse con cicala di mare prezzemolo e pomodorino.
  • Paccheri dell'antico pastificio Vici domini julienne di seppie e bottarga di tonno.
  • Filetto di manzo alle brace con salsa al rosmarino, carciofi e lardo paesano.




LOS POSTRES
Capítulo aparte merecen los postres que nos sorprendieron en gran medida por su fusión entre los ingredientes y recetas tradicionales y su presentación y elaboración más contemporánea.

El más inesperado fue el castagnaccio, una suerte de mousse o crema de castañas contundente a la vez que irresistible.

La versión contemporánea del gran éxito de la respostería napolitana de todos los tiempos: las sfogliatelle también nos convencieron, al igual que el souffle de chocolate caliente.



La estrella, sin embargo, fue el único postre en el que no reparamos al leer el menú. Con un nombre tan humilde como magdalene nos pasó totalmente inadvertido. Afortunadamente, de alguna manera el humilde plato llegó a nuestra mesa y, humildemente, tuvimos que reconocer que eran las magdalenas más tiernas y sabrosas que jamás habíamos probado.

martes, 13 de diciembre de 2005

Nápoles: si mangia...

Llegamos a Nápoles con el mal tiempo en los talones pero sin lograr alcanzarnos. La primera noche Guillermo descubrió Di Matteo, sus pizzas inmensurables, sus panzarotti y croquettes...

Ni las calaveras napolitanas, ni los suculentos desayunos, ni las locuras al volante de Nello lograron quitarnos el apetito...

... así que al día siguiente insistimos en la Cantina della Sapienza con una deliciosa Caprese di provolone (algo atípica pues la clásica lleva mozzarella) y unos cuantos platos de pasta casera.


Esa misma noche Anna nos llevó a cenar al Quartieri Spagnoli, a un restaurante muy acogedor llamada Nuova Cantina y allí... el vino, la grappa, el limoncello, los antipasti que llegaron de postre, esos gnocchi al gorgonzola que se derretían en la boca... y un "dibattito" hilarante.



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La última noche la pasamos en casa, en el Palazzo Spinelli, un palacio del siglo XVIII donde Nello nos volvió a acoger un año más. Dejamos atrás las estátuas de deidades griegas, las escaleras palaciegas y un verdadero desastre arquitectónico acumulado en capas sobre el palacio original para refugiarnos en el "basso" de Enrico y Rohini y cenar una deliciosa pizza "ripiena" y los tradicionales "babá", con vino blanco calabrés y amaro de nueces, mientras veíamos un "bollywood"... Una noche surrealista en una ciudad volcánica: