lunes, 21 de abril de 2014

Preñado

El bollo preñao, pan preñao, preñado, choripan... son muchos los nombres que se le dan al bollo de pan relleno de chorizo. Nada que ver con el típico bocata de chorizo de la merienda.  La masa de pan se enrolla sobre un trozo generoso de chorizo y se deja cocer en el horno. El resultado es un pan cuya miga rojiza está empapada de la grasilla del chorizo. ¡Una explosión de sabor!

Es muy fácil hacerlos en casa pero, si no hay tiempo, muchas panaderías los ofrecen. Uno de los mejores de Logroño es el de la panadería El Paraíso. Situada en el corazón de la zona de pinchos, en la calle San Agustín, esta panadería ofrece ricos preñados de pan blanco y también bizcochos, rosquillas, galletas, empanadas... Una visita obligada si se pasa por la capital riojana.


Otro de los más conocidos de la zona es el de la panadería Domaica, en Meano, un pueblo navarro situado a 19 km de Logroño. Hecho con pan rústico, es un imprescindible en las mochilas de los excursionistas que suben al León Dormido. Después de la caminata, que mejor recompensa que comerlos disfrutando de las vistas desde la cima. Una imagen vale mas que mil palabras. Seguiremos investigando estos pequeños grandes bocados :-D.


domingo, 6 de abril de 2014

Las Arribes del Duero


     Sí, habéis leído bien, he escrito "Las" y no "Los" porque esta vez fui a visitar la parte salmantina del Parque Natural "Arribes del Duero", y allí se dice "Las", al contrario que sus vecinos zamoranos. Así que lo podréis ver escrito de ambas formas y estará bien en los dos casos.
     Una vez aclarado el tema del nombre, hablaré un poquito del Parque como tal. Como ya he indicado, se localiza entre las provincias de Salamanca y Zamora, englobando 37 municipios. El Parque, de 106.500 ha, es una falla que el río Duero aprovechó para transcurrir y que hace frontera natural con Portugal. El paisaje es espectacular, pues lo más sorprendente son las paredes verticales que forman el gran cañón y que tienen un desnivel de más de 300m en algunos puntos. Además del cañón del Duero, se pueden visitar los municipios que rodean el Parque y que tienen una belleza singular, alguna que otra bodega, ya que forman parte de la D.O.Arribes y, por supuesto, otros rincones que nos da la Naturaleza.


     La zona está formada de multitud de minifundios separados por los típicos muros de piedra granítica. Las principales producciones agrícolas son la vid y el olivo, muchos de ellos en bancales. En cuanto a ganadería hay ovina, bovina y caprina. No hay una vegetación de tipo bosque, pero el matorral siempre está verde. Quedan grandes robles y encinas en las dehesas que cobijan y dan sombra a otro tipo de ganadería. Aunque muy importante para la zona es el turismo y los productos agropecuarios: vino, aceite, queso, mermelada, etc.

     Me di cita con unos cuantos amigos en la localidad de Barruecopardo, dispuestos a pasar un gran fin de semana disfrutando del lugar, la gastronomía y los vinos, además de la compañía, por supuesto.
     Tras unas cuantas horas de viaje y kilometros a nuestras espaldas, llegamos al lugar (que linda con Portugal) y teníamos que reponer fuerzas. Así que, para cenar, tomamos productos de la zona como embutidos y quesos, y también probamos bacalhau à brás acompañado de un vino ecológico de la Bodega Viñas del Cámbrico, y perteneciente a la DOP Sierra de Salamanca, llamado “575 uvas de Cámbrico 2009” compuesto por uva Tempranillo 58%, Rufete 35% y Garnacha 7% y envejecido 18 meses en barrica, hecho que le da un toque a fruta madura y aromas florales. Ver ficha.

  
      Ya por la mañana fuimos a ver uno de los lugares más visitados de la zona, el Pozo de los Humos, ubicado en la localidad de Masueco. Se trata de una cascada formada en el río Uces y que tiene una altura de unos 50 metros. Al caer el agua forma una gran cortina de vapor donde se toma el nombre de "humos". Es interesante ver la cascada en época de deshielo, cuando el caudal es mayor y, por lo tanto, el "humo" es mayor. Llegar es sencillo ya que está bien señalizado desde el pueblo. Se puede ir en coche hasta un pequeño aparcamiento y desde ahí se baja andando al pozo, donde hay carteles explicativos y una pequeña pasarela con vistas al vacío. También se puede ver la cascada desde arriba al otro lado del río, en la localidad de Pereña de la Ribera.

 

     Tras el espectacular paseo al Pozo, nos dirijimos hacia Aldeadávila de la Ribera para visitar la Bodega Arribes del Duero. Allí nos contaron que la cooperativa se formó a principios de los años 90 y que ellos fueron también los que impulsaron la creación de la D.O. Arribes. Esta bodega tiene una capacidad de un millon de litros, y aunque en los comienzos prácticamente toda la producción iba destinada a granel, en la actualidad eso ha cambiado, ya que la mayor parte se embotella y se comercializa. Su marca es Arribes de Vettonia. Las uvas provienen de viñedos antiguos, localizados en bancales y en pequeños minifundios tradicionales, que son recogidas manualmente, pues son cepas de vaso. Suelen tener 2.500 cepas por hectárea. Los suelos son de granito y pizarra y la zona goza de un microclima que provoca que tenga gran luminosidad y evite las heladas. Las variedades de uva son autóctonas, las tintas como la Juan García, Rufete y Bruñal, y las blancas como la malvasía.
      Nos dieron a probar la friolera de 5 vinos distintos: blancos, tintos, del año, crianzas... perdí la cuenta. Algunos de ellos me sorprendieron, como el color del blanco, un amarillo dorado que no pensaba que iba a estar así de rico. Probamos el Rosado 2013 que saldrá a mercado ahora, un gran vino afrutado y con cuerpo.


     Tras unas cuantas compras en la tienda de la que disponen (además de vino hay muchos productos de la zona: miel, queso, embutido, aceite,...) fuimos a comer al pueblo de Aldeadávila. Elegimos el Restaurante El Paraíso. Tras tener que repetirnos la carta por la multitud de platos a elegir, yo me decanté por unas tradicionales patatas meneadas y carrilleras guisadas. Todo riquísimo y altamente recomendable.


     Sin casi tiempo para hacer la digestión (y haciendo honor a Carlos Sáinz), bajamos deprisa por las numerosas curvas cerradas hasta el embarcadero de la Playa del Rostro, donde teníamos paseo en barco por el Duero. La ruta en el catamarán fue espectacular, ya que se navega por las calmadas aguas del río mientras la guía va explicando la historia del lugar, la fauna, la vegetación, etc. Para los apasionados de las rapaces es ideal puesto que se pueden ver especies como la cigüeña negra, el águila real o los alimoches. El recorrido dura hora y media aproximadamente y se llega aguas abajo hasta la presa de Aldeadávila. Son impresionantes los cortados en el relieve y la verticalidad de las paredes. En el regreso al punto de partida se permite salir a la popa para fotografiar, guardando siempre silencio.
 
 
 

     Como antes no nos había dado tiempo a visitar la localidad, al acabar el paseo subimos a Aldeadávila de nuevo antes de afrontar la noche del sábado. En una de las plazas del pueblo hay un Monumento al Cabrero, en honor a todos los que vivían en las Arribes durante todo el año mientras que sus mujeres eran las encargadas de subir al pueblo cada día a vender la leche y el queso. Una vida muy dura la de estas personas que ha terminado por extinguirse. Sin embargo, algunos cabreros siguen bajando puntualmente a las Arribes para pastar.
 
     Volvimos a Barruecopardo para cenar, en esta ocasión fuimos al Centro de Turismo Rural "La Buhardilla" donde pedimos varias cosas: crema, sopa castellana, entrecot, trucha, etc. La cocina es tradicional y casera y estaba todo delicioso. Después fuimos a tomar algo a los bares del pueblo donde charlamos y pasamos un buen rato con los chavales de allí, quienes precisamente estaban ensayando bailes populares y nos animaron a que nos uniésemos a ellos, cosa que algunos de nosotros hiciera con algo de torpeza, sobre todo el baile de la botella. Fue muy divertido.

     Ya el domingo, antes de partir, dimos un último paseo por el pueblo y subimos a lo que llaman El Castillo, que es un alto donde hay mesas y barbacoas para los días veraniegos. Allí recordamos viejas anécdotas de anteriores encuentros y nos reimos bastante. Lo ideal para despedirse hasta la próxima vez.

martes, 1 de abril de 2014

V Salón de los Destilados Premium Guía Peñín

Hola a todos:

El pasado lunes 3 de marzo se celebró el V Salón de los Destilados Premium y allá que fue la reportera más dicharachera gracias a la invitación que amablemente nos envió la Guía Peñín, que era quien lo organizaba. La cata tuvo lugar en el Palacio de Neptuno, un lugar muy apropiado para el acontecimiento.

Las mesas estaban dispuestas en filas a lo largo de las cuales se encontraban situados los expositores. Empecé con la categoría de piscos, con el Pisco Quebranta de Perú Profundo (90 puntos en la Guía Peñín). Mientras degustaba este pisco dulce y amable, Yuri Campos, el director de la marca, me fue contando que el pisco se obtiene de las uvas pisqueras cosechadas en viñedos ubicados en el valle de ICA al sur de Lima. La vendimia de estas uvas se realiza entre febrero y abril.
A continuación, Yuri me ofreció el Pisco Mosto Verde Quebranta (90 puntos), claramente herbáceo y menos dulce que el anterior.
Y para finalizar, el Pisco Acholado (90 puntos), muy amoscatelado y con un aroma ligeramente a turba que me recordó a algunos buenos whiskies.
Las botellas me parecieron particularmente elegantes: altas, delgadas y estilizadas con vidrio transparente que dejaba ver claramente el contenido. Para que veáis las botellas y a su vez comprobéis la descripción de aromas y sabores que hace la marca de su propios productos, ahí van unas fotos y el tríptico explicativo escaneado:



Después del pisco, pasé al tequila. En la mesa de Casa Herradura, me atendieron muy amablemente Violeta Zaragoza y Alejandro Abascal (en la foto). Luego estarían haciendo sus cócteles en la segunda parte del evento.
Mientras me explicaba que el tequila se obtiene del agave, que es la planta con espinas que en España conocemos popularmente como "pita", Violeta me dio a probar un tequila marca El Jimador Blanco (91 puntos), un destilado de 38º que no pasa tiempo en barrica y de sabor cítrico.


 A título de curiosidad, os comentaré que el "jimador" es la persona encargada de cortar las hojas para dejar libres de follaje los corazones de la planta de agave.
A continuación, me ofreció un tequila marca Herradura Blanco, más fuerte (40º) que ya pasa 45 días en barrica y se utiliza, fundamentalmente, en coctelería.

Después, degusté el tequila marca Herradura Reposado (92 puntos), también con 40º, que según la D.O. ha de pasar 9 meses en barrica, pero al que Herradura deja 11 meses en barrica de roble americano. En el sabor se nota que lo tratan con mucho mimo, ya que tiene un fondo más denso, en el que predomina un sabor más caramelo. También se utiliza en coctelería. Aquí podéis ver la publicidad de ambos y lo "masculino" del diseño de la botella, que avanza lo recio del producto que contiene:




Y, finalmente dentro del capítulo de los tequilas, Violeta me invitó a probar el Herradura añejo (94 puntos), que se puede tomar combinado o solo, pero en este último caso se recomienda que sea en una copa bien oxigenada, que permita apreciar sus aromas. Herradura cumple el requisito de la D.O. de mantenerlo 2 años en barrica. Al tener mucho más cuerpo, es fácil confundirlo con un bourbon o un whisky bien tratado. Aquí podéis ver la publicidad del Añejo:




Tras despedirme de Violeta y de Alejandro, seguí camino y me encontré con la mesa de Unique Brands, donde decidí catar el vodka marca Svedka (91 puntos). Por lo visto, es el 2º vodka en ventas en EE. UU., después de la marca Absolut Vodka. Como su nombre indica, es sueco. Muy poco dulce y fresco gracias al trigo verde, no notándose para nada los 40º que tiene. Macerado, aromatizado (tiene notas de vainilla) y clásico a la vez. Tiene 5 destilaciones, se trata de un vodka premium para beber solo preferentemente.

Posteriormente, pasé por la mesa de Amer Gourmet, que tenían un muestrario muy abundante a la vez que variado. Empecé por la cachaça, que me llamó la atención por su exotismo. La marca: Abelha Silver Cachaça. Puntuación Guía Peñín: 94.

Se nota la procedencia de la caña de azúcar, pues tiene unas notas muy vegetales y un olor característico a guarapo (http://es.wikipedia.org/wiki/Guarapo). Su elaboración es totalmente ecológica (desde la producción de la caña hasta su embotellado). No está nada envejecido en barrica.

Por otro lado, la Abelha Gold Cachaça (con una puntuación de 92), sí está envejecida 3 años en barrica y se nota en su sabor, con más fondo que la cachaça plata que acababa de probar.

A continuación, probé el Calvados por curiosidad, ya que no recuerdo haberlo degustado anteriormente. La marca elegida: Coeur de Lion Reserve, del Pays d'Auge. La puntuación de la Guía Peñín: 94.
Para su elaboración se emplean manzanas del Pays d'Auge. Es un destilado muy joven, ya que se saca de la primera prensada y se destila. Su aroma, lógicamente, recuerda a la sidra, pero es más dulce y no olvidemos que tiene 40º. En cualquier caso, me pareció un sabor matizado, atractivo. Recomiendo probarlo.

Siguiendo con Amer Gourmet, pasé al ron. Todo el ron que me dieron a probar (4 tipos distintos) era de la marca Plantation. Empecé con el Plantation Original Overproof de 73º y una puntuación de 95 en la Guía Peñín. Pese a su alta graduación, al beberlo no da la idea de estar tomando un contenido tan alto de alcohol, pero sí que está indicado para coctelería, es decir, combinándolo. De su sabor puedo decir que recordaba al caramelo.
Posteriormente, pasé a catar el Plantation Ron Blanco 3 Stars, que tiene una puntuación de 93. Se trata de un ron dulce, de 41,2º que, de nuevo, no se notan en absoluto. Está filtrado en carbón y en boca tiene un toque vegetal y dulce a la vez. Su color es dorado. Pasa 7 años en barrica, siendo que cada barrica es de una zona y se hacen coupages de ellas.
A continuación, me ofrecieron el Plantation Jamaica 2000, que tiene una puntuación de 92. Este ron, de 42º, pasa 15 años en barrica. Su sabor es dulce, pero no empalaga, sino que es delicado. De nuevo, recuerda a caramelo y a compota. Se puede decir que tiene un carácter amable.
Y el 4º ron que degusté fue un Plantation Extra Old 20 Aniversario, con una puntuación de 94 en la Guía Peñín. Ron de 40º, pasa 20 años en barrica y no se nota mucha diferencia con el anterior, el Plantation Rum Jamaica, aunque debo decir que los rones provenientes de Trinidad en general son algo más suaves que los de Jamaica.
Aquí os he adjuntado una foto de la selección de rones que tenían para ofrecer.

Y, por último en la cata de destilados, y siempre dentro de Amer Gourmet (es increíble la selección tan variada que tiene este expositor), caté tres ginebras: la primera de la marca Magellán y las otras dos de la marca Citadelle.
Magellan es una marca francesa, cuya ginebra ha obtenido 90 puntos en la Guía Peñín. A nivel técnico, puedo decir que pasa por 3 destilaciones, que tiene un color azul característico debido a la flor de lis y que su graduación es de 41,3º. A nivel sensitivo, tiene un olor y un sabor picantes, concreta y claramente a pimienta. Se suele utilizar para coctelería combinándolo con cítricos para no entorpecer los sabores.
Después, probé las dos ginebras Citadelle, empezando por Citadelle Gin, que ha obtenido una puntuación de 95. Es una ginebra con 4 destilaciones y, al igual que la marca Magellan, un olor y sabor muy fuertes a pimienta. Y terminé con la Citadelle Reserve 2013, que ha obtenido una puntuación de 97. Esta ginebra tiene una graduación de 44º, pasa 3 años en barrica, concretamente me contaron que la que estaba catando era un alcohol de 2009. Esta ginebra era deliciosa, no tengo otra palabra mejor. De nuevo, el sabor a pimienta era protagonista, pero por su finura, la Citadelle Reserve se debe tomar sola, no está tan indicada para coctelería, aunque siendo consciente de su mayor contenido en alcohol.
Aquí podemos apreciar el intenso color azul de la ginebra, tanto de la marca Magellan como de Citadelle.

Con esto he terminado la parte de los destilados. La siguiente era la de los cócteles, pero solo tomé un par de fotos e hice un vídeo, dado que ya estaba bastante afectada (aunque en las catas no se trague la mayor parte de lo que se prueba, algo siempre va al coleto, y al tener tanta gradación todos los productos degustados en este punto se me habían subido malamente a la cabeza).

La primera foto es de un mago de la coctelería cuyo nombre desconozco, pero era todo un espectáculo. También podéis ver el vídeo que le grabé mientras preparaba un gin tonic:










Y, finalmente, aquí tenéis la otra foto de la parte de coctelería, donde estos chicos preparaban un cóctel a base de café y vodka.

Probé ambos cócteles y aún hubiera querido acercarme a la mesa donde Violeta y Alejandro exhibían su buen hacer (les vi de lejos), pero ya no quise forzar más porque mi resistencia al alcohol hacía tiempo que había rebasado el límite... ¡y aún tenía que llegar a casa!