domingo, 18 de mayo de 2014

Premios Envero 2014

     El pasado 10 de Mayo se celebró en el Recinto Ferial de Aranda de Duero la XVII edición de los Premios Envero, los premios de la D.O. Ribera del Duero, que este año contaba con la participación de casi 80 bodegas y más de 200 muestras de vino repartidas en seis categorías: Rosado, Joven, Roble, Crianza, Reserva y Alta Expresión.
    Como novedad, este año se decidió que los ganadores salieran de una multitudinaria cata popular. Hecho que tuvo su gran aceptación y éxito ya que llegaron numerosos autobuses desde Cantabria, Valladolid o Madrid. El objetivo era conseguir que mil personas nos reuniéramos en la cata, ya que el lema fue "¡1.000 siempre aciertan!". Objetivo que se vió cumplido en la inscripción, no así en la realidad, puesto que hubo numerosas bajas. Sin embargo, no hizo que el evento decayera, todo lo contrario, había ánimo y mucha expectación.

    Tras la apertura de puertas, y con pulsera personalizada, nos dirijimos a nuestra mesa. En la inscripción ya indicaba la mesa y el grupo así que fue fácil encontrar nuestro lugar entre las más de 20 mesas de unas 50 personas cada una. Estaba bastante bien organizado: cada mesa a su vez se dividía en grupos de 10 personas a los que un presidente de mesa hacía la labor de consejero y recopilación de fichas de cata.

    Para la cata, preparadas 8 copas con un botellín de agua, unos panecillos, un par de fichas de cata e incluso una pequeña calculadora por si había lío al sumar las puntuaciones (a más de uno le fue bien después de tanto vino).


    Tras las oportunas (y un poco largas) presentaciones de las autoridades y organizadores, se dio paso a la cata. Previamente, vimos un video explicativo de cómo hacer bien la cata y rellenar la ficha correctamente. El sistema de puntuación era del uno al diez y los conceptos a evaluar eran las fases visual, olfativa (intensidad y calidad), gustativa (intensidad y calidad) y la armonía. Cada vino podía tener una puntuación máxima de 60 puntos.

    En mi caso, al apuntarme relativamente pronto a este evento, tuve la suerte de probar ocho vinos de Alta Expresión. Cada vino iba presentado en una funda negra en la que se podía leer un código. Todos estos vinos que probé tenían una gran intensidad de olor, un par de ellos a café, cosa que no terminó de convencerme. La calidad era otra cosa, había matices que se diferenciaban bien. En cuanto al color, muy parecidos, granate oscuro, quizá algunos con un poco color teja. Y el sabor... impresionante! Quitando un par de muestras o tres que puse menos puntuación, la verdad es que a grandes rasgos hay que decir que eran vinos excepcionales.

    Al terminar el quinto vino, hubo un pequeño descanso, que siempre viene bien, y recogieron la primera ficha de cata para ir haciendo el recuento. Al final de la cata, mi espacio vital de la mesa se había reducido a ocho copas medio vacías y un bol de panecillos prácticamente vacío.

    Al acabar la cata, y mientras se hizo el recuento final, el acto estaba amenizado por dos personajes conocidos por todos, el humorista Miguel Martín y el imitador Raúl Pérez. Y como se había hecho apetito, qué mejor cosa que disfrutar y deleitarse con un poco de morcilla de Aranda y salchichas asadas acompañadas, como no podía ser de otra manera, de más vino, esta vez de la D.O. Ribera del Duero. También hubo sardinas asadas ofrecidas por un grupo de Cantabria.

    Y tras una larga espera, por fin se dio a conocer el nombre de los ganadores:
Rosado: Rosa de Arrocal 2013, de Bodegas Arrocal de Gumiel de Mercado.
Joven: Joven de Silos 2013, de Bodega Cillar de Silos de Quintana del Pidio.
Roble: López Cristóbal 2013, de Bodegas López Cristóbal de Roa.
Crianza: Abadía San Quirce 2010, de Bodegas Imperiales de Gumiel de Izán.
Reserva: Raíz de Guzmán 2009, de Bodega Raíz y Quesos Páramo de Guzmán de Roa.
Alta Expresión: Tres Matas VS, de Bodega Vega de Yuso de Quintanilla de Onésimo.


 En definitiva, muy buena iniciativa hacer una cata popular. Las muestras de gran calidad y la organización muy bien. Lo único que se alargó más de la cuenta debido a que se empezó con retraso, siempre hay cosas que mejorar. Probaremos el año que viene.

sábado, 3 de mayo de 2014

Restaurante Portales 24

Portales 24
Dirección: Calle Portales 24, Logroño
Teléfono: 941223327
Precio aproximado: 32 € (menú degustación)

Una de las tradiciones, aunque irregular, de este blog es la comida de Semana Santa. Hace ya 9 años de su inicio y fue tras una comida verdaderamente espectacular en el restaurate Akelarre, de Pedro Subijana. Este año nos retrasamos un poco pero finalmente la celebramos el pasado fin de semana y el lugar elegido fue el restaurante Portales 24 de Logroño.

A este lugar llegamos tras recibir varias buenas referencias y ciertamente no nos decepcionó. Local amplio y confortable, trato amable y cocina tradicional con algún detalle de modernidad. Mención especial merece la muy extensa carta de vinos, especialmente en el apartado de Rioja, y su precio, no demasiado incrementado sobre el que se puede encontrar en una tienda.

Por comentarlo todo, también tengo que decir que encontramos algunos detalles mejorables. Nada serio, pero sí pequeñas cosas que hacen que la experiencia no pueda llegar a calificarse de perfecta. Y es una lástima. Lo iré detallando más adelante.

En esta ocasión nos reunimos hasta 7 epicúreos y decidimos disfrutar del menú degustación, que se sirve a mesa completa. Una buena forma de dejarse recomendar y además probar más platos. Este menú consta de entrantes, primer plato (a elegir entre tres opciones), segundo plato (también con tres opciones), tercer plato (nuevamente tres opciones), postre (tres opciones de nuevo), pan (de dos tipos, nos gustó mucho), agua y café.

Primer detalle mejorable: de entre los cuatro platos en los que había que elegir, en tres de ellos faltaba al menos una de las opciones. En todos los casos nos avisaron y nos dieron otra opción, pero la verdad, hubiera sido mejor que nos hubieran dicho el menú de palabra y no nos hubieran dado unos impresos que pueden ser equívocos y dar lugar a decepciones. Y no creo que fuera porque se hubieran terminado los otros platos, porque el comedor no estaba ni a la mitad de ocupación.

Peor todavía, en los terceros platos, de 7 personas que estábamos trajeron un plato equivocado a dos de ellas. Este error es sin duda el peor de la comida, porque rompe el ritmo de la misma. Precisamente uno de los motivos de que un menú degustación se sirva a mesa completa. Hubo que esperar a su reemplazo, lo que hicieron con prontitud.

Pero hablemos ahora de la comida, que es el punto fuerte. De entrantes teníamos la cremita de temporada, que era de calabaza, muy rica, una cuajada de queso y miel y unas croquetas de jamón ibérico maravillosas, con un rebozado crujiente y finísimo y un interior delicioso.


Entre los primeros probamos el potaje del día que era de caparrones, acompañados con guindilla para quien quisiera un poquito de picante. Ésta fue mi elección y me gustaron mucho. El plato no era pequeño y los acompañamientos eran abundantes.


Otras elecciones posibles eran la ensalada de jamón y langostinos crujientes o las verduras del día, alcachofas en este caso. Buen aspecto tenían y en ambos casos gustaron.



Entre los segundos no había merluza, pero podía reemplazarse con rape, si no recuerdo mal. En todo caso nosotros nos dividimos entre el txangurro gratinado al horno y el taco de bacalao con fritada. El primero escondía bajo una fina capa de gratinado un interior cremoso y muy sabroso. Del bacalao llamó la atención el acompañamiento crujiente de tinta de calamar.



Para terceros lo que no había era cochinillo asado. A cambio algunos elegimos un corderito asado. Carne jugosa y en su punto. También pedimos la carrillera de ternera con crema de patata suave y el entrecot de buey con patatas. Las patatas de este último escondían además trozos de bacon.




No puedo ocultar que la mayor decepción vino a los postres: ¡no había coulant de chocolate con leche! Y es que era lo que habíamos pensado pedir casi todos cuando vimos inicialmente el menú. Nos dieron opciones variadas a cambio y tengo que reconocer que el pastel fluido de avellana con helado de yogurt estaba sensacional.


También hubo quien probó la infusión de frutos rojos y helado de queso o la tarta de queso. Otra opción eran sorbetes variados. Muy buenos postres en general.



En cuanto a vinos, la amplitud de la carta y lo razonable de los precios nos animó a elegir varias opciones de entre nuestros favoritos. Comenzamos con un blanco de Marqués de Cáceres que estaba soberbio. Después pasamos al tinto con el excelente crianza Viña Alberdi de La Rioja Alta. A los postres también nos animamos a acompañar con un delicioso moscatel Marco Fabio vendimia tardía. Todos ellos acompañaron a la perfección el menú descrito.

El problema con los vinos es que tuvimos que pedir dos veces cada botella para que nos las trajeran. Y con las carnes pedimos una segunda botella de Viña Alberdi, porque nos quedábamos cortos de tinto, y nunca llegó. Cuando estábamos terminando unos de los camareros pareció recordarlo y nos preguntó si la queríamos entonces, pero lo cierto es que ya era tarde. Y comer la carne y que te falte el tinto es... decepcionante.

Como conclusión me quedo sobre todo con la comida. De gran calidad, muy bien elaborada y presentada. Como todo en general. Pero sin olvidar esos detalles que como decía, sin ser graves, separan lo bueno de lo muy bueno o excelente.