De nuevo fue el Guggenheim la excusa para visitar Bilbao. Y de nuevo sirvió además para disfrute de nuestros paladares, aunque en esta ocasión fuese de pinchos por la zona vieja de la ciudad.
Comenzamos en el Berton. Un local elegante, con buena barra y en el que además está prohibido fumar. Esto último lo convierte en uno de los pocos sitios en los que se puede apreciar la comida como es debido y disfrutar de los aromas de un buen vino. Yo probé aquí el bacalao, que estaba excelente. Como tinto de la casa nos pusieron un Medrano Irazu crianza. Un Rioja alavesa muy estimable.De allí nos fuimos al Bar Restaurante Bizkaia Bi. También nos encontramos con una barra en la que resultaba difícil elegir por la variedad que presentaba. Nos llamaron la atención los distintos tipos de tortillas que estaban muy ricas.En el Gatz decoran la pared numerosas txapelas acreditativas de otros tantos triunfos en los concursos de pinchos de Bilbao. Así no es de extrañar que nos encontremos con exquisiteces tales como la tortilla de morcilla, el pimiento relleno de morcilla o unas riquísimas patatas con foie. Punto extra por el mosto tinto y con aceituna.Terminamos el recorrido en el Santamaría. Sus pinchos eran todos de compleja elaboración y, según nos pareció, excelente resultado. También exhibe una placa de finalista en una txapela, lo que, visto lo que vimos en la barra se nos antojó escaso y atribuimos a que el bar posiblemente no lleve mucho tiempo abierto, al menos en su forma actual. El crepe de parmesano relleno de ciervo y hongo era sencillamente exquisito.Por cierto, la exposión que vimos en el Guggenheim fue la de Murakami. Llena de colorido y animación es sin duda muy recomendable. Un día muy completo. Os dejo con un vídeo de Murakami para Kanye West que nos encantó.
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