La semana pasada la Asociación Hostelería Navarra celebró la XI semana del pincho. Y como ya sabemos, se trata de un certamen en el que se presentan pinchos de excepcional calidad. Por eso no podíamos dejar pasar el evento y nos presentamos un día en Pamplona para tratar de catar tantos pinchos como fuese posible.
Comenzamos en la calle Estafeta visitando el Hilarión. Los pinchos eran Sinfonía de sabores y Mi tierra. Una crema de verduras con jamón y un palito de pan y una deliciosa brocheta de verduras de la huerta navarra con queso fundido. Estuvieron entre lo mejor que probamos en toda la noche.Después fuimos al único bar que traíamos como fijo de antemano: el Gaucho. Aquí tomamos la Delicia de pescado a baja temperatura entre cremas de huerta y monte y otro llamado I+2A. Tomándolos en el orden indicado eran una comida completa comenzando por el salmorejo, siguiendo con el pescado, continuando con las carrilleras y terminando con una cuajada. Nosotros le otorgamos nuestra más alta puntuación.El siguiente bar fue el Niza. Los pinchos que ofrecía eran: Lechugas en la niebla y Snack trek, sin duda los pinchos frikis de la jornada. El primero era una ensalada César en la que al añadirle la vinagreta se desprendía una ligera niebla. Espectacular. El segundo lo describían como tres snacks en un pincho: piel crujiente de bacalao, taco de bacalao con pil-pil de coco y callos y chupito de tomate transparente.De allí nos fuimos a la calle San Nicolás para visitar La Chistera. Nos sirvieron un Tataki de salmón salvaje, sopa de manzana fugi y caviar de trucha y un Milhojas de queso de cabra, foie micuit y mermelada de Piquillo de Lodosa. Estaban bien, pero las combinaciones distaban de ser perfectas. Por ejemplo en el milhojas el queso de cabra impedía apreciar el foie.En la Plaza del Castillo visitamos el Café Iruña. Sus pinchos eran más bien platos completos, dado su tamaño. Menos novedosos tal vez, pero sin duda eficaces sus Cordero de Navarra confitado al aroma de romero con salsa agridulce de choriceros y compota de cebolla ahumada acompañado con teja de queso y Lámina de pulpo rellena de patatas panadera sobre mahonesa de pimentón con daditos de pan caramelizado al vino tinto.Aquí ya estábamos bastante llenos, pero aún hicimos un esfuerzo para volver a la calle Estafeta y probar en La Granja una Ensalada de virutas de ternera de Navarra con ajo blanco y sus escamas de sangría y una Sorpresa pato La Granja con salsa de cerezas y frutas del bosque. El esfuerzo mereció la pena.Eso sí, menos mal que para nosotros es una ocasión al año, porque los precios de 4,30 euros por degustación (dos pinchos) con el vino aparte, es como para no repetir a menudo.
Comenzamos en la calle Estafeta visitando el Hilarión. Los pinchos eran Sinfonía de sabores y Mi tierra. Una crema de verduras con jamón y un palito de pan y una deliciosa brocheta de verduras de la huerta navarra con queso fundido. Estuvieron entre lo mejor que probamos en toda la noche.Después fuimos al único bar que traíamos como fijo de antemano: el Gaucho. Aquí tomamos la Delicia de pescado a baja temperatura entre cremas de huerta y monte y otro llamado I+2A. Tomándolos en el orden indicado eran una comida completa comenzando por el salmorejo, siguiendo con el pescado, continuando con las carrilleras y terminando con una cuajada. Nosotros le otorgamos nuestra más alta puntuación.El siguiente bar fue el Niza. Los pinchos que ofrecía eran: Lechugas en la niebla y Snack trek, sin duda los pinchos frikis de la jornada. El primero era una ensalada César en la que al añadirle la vinagreta se desprendía una ligera niebla. Espectacular. El segundo lo describían como tres snacks en un pincho: piel crujiente de bacalao, taco de bacalao con pil-pil de coco y callos y chupito de tomate transparente.De allí nos fuimos a la calle San Nicolás para visitar La Chistera. Nos sirvieron un Tataki de salmón salvaje, sopa de manzana fugi y caviar de trucha y un Milhojas de queso de cabra, foie micuit y mermelada de Piquillo de Lodosa. Estaban bien, pero las combinaciones distaban de ser perfectas. Por ejemplo en el milhojas el queso de cabra impedía apreciar el foie.En la Plaza del Castillo visitamos el Café Iruña. Sus pinchos eran más bien platos completos, dado su tamaño. Menos novedosos tal vez, pero sin duda eficaces sus Cordero de Navarra confitado al aroma de romero con salsa agridulce de choriceros y compota de cebolla ahumada acompañado con teja de queso y Lámina de pulpo rellena de patatas panadera sobre mahonesa de pimentón con daditos de pan caramelizado al vino tinto.Aquí ya estábamos bastante llenos, pero aún hicimos un esfuerzo para volver a la calle Estafeta y probar en La Granja una Ensalada de virutas de ternera de Navarra con ajo blanco y sus escamas de sangría y una Sorpresa pato La Granja con salsa de cerezas y frutas del bosque. El esfuerzo mereció la pena.Eso sí, menos mal que para nosotros es una ocasión al año, porque los precios de 4,30 euros por degustación (dos pinchos) con el vino aparte, es como para no repetir a menudo.
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