El Marinée se encuentra en la céntrica Plaza del Mercado de Logroño. Se trata de un local pequeño en el que no habrá más de seis u ocho mesas.
La carta es también minimalista. Nosotros probamos el menú estación de invierno en el que se podía elegir entre tres primeros, tres segundos y cuatro postres.
De los primeros elegimos las Pochas de Tudela con chorizo, oreja y rabo con guindillas de Ibarra y la Pasta fresca salteada con guarnición boloñesa al parmesano. Ambos platos bien de sabor, en particular las pochas con todos sus complementos, pero ambos también demasiado hechos: la pasta más cocida que al dente y las pochas bastante deshechas.Por suerte esto no pasó con los segundos. Tanto el Taco de buey asado sobre pimientos del piquillo y sal de Guérande como la Ventresca de atún a la plancha con sopa cremosa de legumbres y pimientos verdes fritos estaban cocinados en su punto. En el caso del buey la carne resultó tierna y sabrosa.En cuanto a los postres, nos decidimos por la Crema de yogur griego con macedonia de frutas de temporada y salsa de frutos rojos y por el denominado Postre Refrescante: Espuma de coco con helado de fruta de la pasión y canela. En ambos casos combinaciones bien logradas.Capítulo aparte merece la presentación. La vajilla es de original diseño y la apariencia de cada plato se ve cuidada. Por ejemplo me llamó la atención cómo el taco de buey ocultaba los pimientos situados debajo.
Las raciones son menos abundantes de lo que suele ser normal en la mayoría de restaurantes. A mi me parecieron adecuadas: suficiente cantidad para quedar satisfecho pero no excesivamente lleno.
La comida se puede acompañar con vino joven de Rioja o también se puede elegir entre otros diez vinos de Rioja, Valles de Sadacia, Navarra y Pontevedra. Nosotros probamos el QP de Maetierra Dominvm, un vino de autor que nos pareció equilibrado aunque algo moderno para nuestro gusto.
La carta es también minimalista. Nosotros probamos el menú estación de invierno en el que se podía elegir entre tres primeros, tres segundos y cuatro postres.
De los primeros elegimos las Pochas de Tudela con chorizo, oreja y rabo con guindillas de Ibarra y la Pasta fresca salteada con guarnición boloñesa al parmesano. Ambos platos bien de sabor, en particular las pochas con todos sus complementos, pero ambos también demasiado hechos: la pasta más cocida que al dente y las pochas bastante deshechas.Por suerte esto no pasó con los segundos. Tanto el Taco de buey asado sobre pimientos del piquillo y sal de Guérande como la Ventresca de atún a la plancha con sopa cremosa de legumbres y pimientos verdes fritos estaban cocinados en su punto. En el caso del buey la carne resultó tierna y sabrosa.En cuanto a los postres, nos decidimos por la Crema de yogur griego con macedonia de frutas de temporada y salsa de frutos rojos y por el denominado Postre Refrescante: Espuma de coco con helado de fruta de la pasión y canela. En ambos casos combinaciones bien logradas.Capítulo aparte merece la presentación. La vajilla es de original diseño y la apariencia de cada plato se ve cuidada. Por ejemplo me llamó la atención cómo el taco de buey ocultaba los pimientos situados debajo.
Las raciones son menos abundantes de lo que suele ser normal en la mayoría de restaurantes. A mi me parecieron adecuadas: suficiente cantidad para quedar satisfecho pero no excesivamente lleno.
La comida se puede acompañar con vino joven de Rioja o también se puede elegir entre otros diez vinos de Rioja, Valles de Sadacia, Navarra y Pontevedra. Nosotros probamos el QP de Maetierra Dominvm, un vino de autor que nos pareció equilibrado aunque algo moderno para nuestro gusto.
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