La flor en el almendro marca uno de los primeros capítulos de los denominados “Estados fenológicos”, situaciones que indican el transcurso de un ciclo vegetativo marcado por el desborre o brotación en marzo-abril (aproximadamente) hasta la caída de las hojas en diciembre. ¡Si es que estamos rodeados de entornos cambiantes! Por cierto, el otro día encontré una salida para uno de los subproductos de la vid. Qué vamos a hacer, los griegos, ya han corrido más que nosotros y en un sector que busca diferenciarse y multiplicar los derivados del vino, van y sacan un producto usando la hoja de la cepa. ¡Qué cosas tiene la vida! La verdad que el resultado, pienso yo, que no se si se adapta mucho a los gustos ibéricos. (Arroz, cebolla, eneldo... envueltos en una hoja de vid y cocido) pero ahí está.
Blanco Rioja. Señorío de Villarica.
Vino blanco de color amarillo muy pálido, con matices verdes en el borde de la copa, de intensidad muy baja.
A copa parada tiene una muy baja intensidad de aromas. En movimiento destacan los aromas metálicos, se intuyen pero de baja intensidad los aromas cítricos y se intuyen los matices de frutas exóticas. Como negativos podemos destacar los olores a sucio y sulfhídrico en copa. En boca posee acidez suavizada con una sensación muy neutra en boca. Un vino un tanto ramplón.
Moscatel Sherry Lerchundi. Bodegas Luís Caballero.
De color yodo con matices ocre suavizados de intensidad baja. Aromas de intensidad media, destacan como descriptores (alcohol punzante, cerezas en licor y bombón inglés muy apagado)
En boca, de untuoso paladar, agradable, retrogusto cálido, sabores a moscatel maduro y pasa.
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