Después de participar en las Jornadas Gastronómicas del Lechazo de Aranda de Duero y visitar las Edades del Hombre aún nos quedó tiempo de hacer turismo por los alrededores.
Clunia fue una de las visitas que más ganas teníamos de hacer. Los restos de esta ciudad romana se encuentran en el Alto de Castro, situado en el término municipal de Peñalba de Castro.
El yacimiento cuenta con un centro de interpretación donde se puede ver un audiovisual y tiene una exposición de objetos encontrados en las excavaciones. Pero, sin duda, lo mejor de la visita es poder pasear por los restos del foro, las termas, ver los mosaicos y pisar su teatro construido en el siglo I.
Peñaranda de Duero fue otra de nuestras paradas, pero aquí tuvimos muy poca suerte. A pesar de llegar a tiempo a la visita guiada al Palacio de los Condes de Miranda (Avellaneda), ésta empezó antes de hora y no pudimos entrar. En el castillo tuvimos más de lo mismo, ya que, a pesar de ser horario de apertura, no había ninguna persona a cargo del lugar. Únicamente pudimos disfrutar de las vistas. Una pena.
Haza nos llamó la atención desde la carretera con su torre del homenaje. Es un pueblo muy tranquilo que en la antigüedad fue una villa fortificada. Paseando por sus calles pudimos ver la iglesia de San Miguel y restos de su muralla.
Y no puedo olvidarme de Fuentelisendo. En este pequeño pueblo ribereño visitamos la bodeguilla familiar de una de nuestras compañeras epicúreas y disfrutamos de esta opípara comida antes de volver a casa.
¡Por cierto! El sábado pasado comenzaron en Aranda de Duero las fiestas patronales y durarán hasta el domingo día 21 de septiembre. ¡Que mejor excusa para dejarse caer por allí!
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