Una vez más hemos asistido este sábado a un concierto del ciclo Catarsis [pdf], Lírica en Primavera. La bodega que acogía el concierto en esta ocasión es Viña Ijalba [flash]. El concierto corría a cargo, de nuevo, del tenor Jorge Elías acompañado por el pianista Josu Okiñena.
Bodegas Viña Ijalba se encuentra muy cerca de Logroño, junto a la carretera de Oyón y en la ladera del monte Cantabria. Gracias a su situación elevada tiene muy buenas vistas de la ciudad. El edificio fue construído en 1991 y resulta muy elegante, con una bonita torre con mirador, como elemento más característico. Además en la torre hay una sala de catas para profesionales.
Durante la visita nos explican que se trata de una bodega familiar bastante grande para una bodega de este tipo, o de tamaño mediano en general. En cuanto a sus vinos, presentan dos características que los diferencian: los métodos de agricultura ecológica que emplean en el cultivo de sus viñedos y la recuperación que están realizando de más de 100 antiguas variedades de uva que se cultivaban en Rioja antes de la filoxera. De entre ellas sobresale la Maturana Blanca, primera variedad reseñada en documentos escritos en La Rioja. Al parecer era tenida en especial consideración puesto que puede alcanzar un alto grado alcohólico y eso hacía el vino más duradero en una época en que no se conocían otras técnicas de conservación. Nosotros ya hemos probado los vinos de Viña Ijalba en variadas ocasiones y siempre nos han resultado atractivos por su originalidad y por su calidad.
La bodega en sí resulta por dentro al menos tan elegante como se ve por fuera. Además está distribuída de forma muy práctica en grandes espacios, de entre los que sobresale su sala de barricas con el techo soportado por arcos.
Tras la visita de la bodega llega el concierto, que se celebra en uno de los botelleros de la bodega. De nuevo Elías y Okiñena hacen gala de su virtuosismo y nos deleitan con una selección de canciones españolas. Seguidamente el pianista interpreta una pieza para piano solo, que sirve de descanso al tenor. Y termina el concierto con tres espléndidas romanzas de zarzuela que entusiasman a todo el público asistente. Los prolongados aplausos consiguen que los músicos nos regalen hasta dos bises. Lo cierto es que la fuerza de la voz de Jorge Elías nos hizo temer por la integridad de las botellas allí guardadas :-).
Después del concierto y aprovechando que hacía muy buena temperatura, tuvo lugar en un patio de la bodega la cata de vinos junto con el catering de Marisol Arriaga. El primer vino que nos ofrecieron fue el blanco Genolí 2009, un monovarietal de viura del que hace un tiempo habíamos probado la añada 2008. Resultó muy agradable y refrescante con el calor que hacía. Seguimos con un Ijalba Crianza 2005. Elaborado en un 90% de tempranillo y 10% de graciano y muy bueno en color, aromas y sabor. Terminamos con un Ijalba Reserva, 80% de tempranillo y 20% de graciano, también de 2005, que incomprensiblemente nos sirvieron frío. Cuando ganó temperatura en la copa nos deleitó con sus aromas y su suavidad y equilibrio en boca. Aquí habíamos probado el reserva de 2001 y se puede decir que este 2005 sigue en la misma línea.
Por cierto que de entre los canapés que probamos no puedo dejar de mencionar una tartaleta con mousse de foie y cebolla caramelizada que estaba sencillamente soberbia. Había pinchos muy variados y muy elaborados, pero sin duda éste se llevó nuestros mayores elogios.
Bodegas Viña Ijalba se encuentra muy cerca de Logroño, junto a la carretera de Oyón y en la ladera del monte Cantabria. Gracias a su situación elevada tiene muy buenas vistas de la ciudad. El edificio fue construído en 1991 y resulta muy elegante, con una bonita torre con mirador, como elemento más característico. Además en la torre hay una sala de catas para profesionales.
Durante la visita nos explican que se trata de una bodega familiar bastante grande para una bodega de este tipo, o de tamaño mediano en general. En cuanto a sus vinos, presentan dos características que los diferencian: los métodos de agricultura ecológica que emplean en el cultivo de sus viñedos y la recuperación que están realizando de más de 100 antiguas variedades de uva que se cultivaban en Rioja antes de la filoxera. De entre ellas sobresale la Maturana Blanca, primera variedad reseñada en documentos escritos en La Rioja. Al parecer era tenida en especial consideración puesto que puede alcanzar un alto grado alcohólico y eso hacía el vino más duradero en una época en que no se conocían otras técnicas de conservación. Nosotros ya hemos probado los vinos de Viña Ijalba en variadas ocasiones y siempre nos han resultado atractivos por su originalidad y por su calidad.
La bodega en sí resulta por dentro al menos tan elegante como se ve por fuera. Además está distribuída de forma muy práctica en grandes espacios, de entre los que sobresale su sala de barricas con el techo soportado por arcos.
Tras la visita de la bodega llega el concierto, que se celebra en uno de los botelleros de la bodega. De nuevo Elías y Okiñena hacen gala de su virtuosismo y nos deleitan con una selección de canciones españolas. Seguidamente el pianista interpreta una pieza para piano solo, que sirve de descanso al tenor. Y termina el concierto con tres espléndidas romanzas de zarzuela que entusiasman a todo el público asistente. Los prolongados aplausos consiguen que los músicos nos regalen hasta dos bises. Lo cierto es que la fuerza de la voz de Jorge Elías nos hizo temer por la integridad de las botellas allí guardadas :-).
Después del concierto y aprovechando que hacía muy buena temperatura, tuvo lugar en un patio de la bodega la cata de vinos junto con el catering de Marisol Arriaga. El primer vino que nos ofrecieron fue el blanco Genolí 2009, un monovarietal de viura del que hace un tiempo habíamos probado la añada 2008. Resultó muy agradable y refrescante con el calor que hacía. Seguimos con un Ijalba Crianza 2005. Elaborado en un 90% de tempranillo y 10% de graciano y muy bueno en color, aromas y sabor. Terminamos con un Ijalba Reserva, 80% de tempranillo y 20% de graciano, también de 2005, que incomprensiblemente nos sirvieron frío. Cuando ganó temperatura en la copa nos deleitó con sus aromas y su suavidad y equilibrio en boca. Aquí habíamos probado el reserva de 2001 y se puede decir que este 2005 sigue en la misma línea.
Por cierto que de entre los canapés que probamos no puedo dejar de mencionar una tartaleta con mousse de foie y cebolla caramelizada que estaba sencillamente soberbia. Había pinchos muy variados y muy elaborados, pero sin duda éste se llevó nuestros mayores elogios.
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