Mi viaje a Roma en este mes de junio ha sido inolvidable por muchos motivos. Para empezar, nuestra anfitriona, que nos acogió en su casa con hospitalidad sin límite. Y por supuesto la compañía, que hizo muy agradable incluso el recorrer toda la ciudad bajo un sol abrasador.
La impresión general que me ha dejado mi primera visita a Italia ha sido la de un país que tiene mucho en común con el nuestro en cuanto a forma de vida y carácter de la gente. Allí me he sentido muy cómodo y con muy poca sensación de ser extranjero.
En cuanto a Roma, creo que es una maravilla recorrer su centro a pie. Su patrimonio artístico parece inagotable y sorprende en cada plaza, en cada calle y al doblar cada esquina.
Como colofón, el detenerse en cualquier local a comer algo y descansar un rato constituye un placer para todo amante de la cocina italiana. Jugosas pizzas y gran variedad de platos de pasta hacían siempre difícil la elección. Aparte de otras opciones no por menos conocidas menos atrayentes.
Ya estoy pensando en el próximo viaje, en el que me gustaría dedicarme además un poco a los vinos.
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