Por otra parte, se han dado casos en los que ciertos agricultores o pequeños empresarios se han visto arrastrados por la euforia que ha rodeado a este sector lanzándose a plantar antiguas parcelas de cereal con altas densidades de olivos para poder recoger con maquina la cosecha, muy al estilo de la vendimia mecanizada.
Actualmente en el mercado podemos encontrar productos con cierta presencia, coste en diseño de botella, vidrio de calidad, así como el uso de ciertas variedades “conocidas”. Podemos decir que el mundo de la olivicultura ha sufrido un impulso en los últimos años y que en el futuro el sector irá buscando su sitio dentro del mundo agrario, ciertamente incierto en estos momentos, y que sus productos encontrarán asiento en un sector de los consumidores que sobre todo busca bajo coste.
Por mi parte os puedo contar que yo he optado por la producción para el autoconsumo apostando por seguir el método tradicional de cultivo de olivo, grandes marcos de plantación y recogida manual. Baraje, en épocas de bonanza económica, la posibilidad de cambio en el sistema de cultivo pero no me salían las cuentas.
Ahora que estamos en época de recogida con manta, vareo y/o ordeño-peinado, cuelgo alguna foto sobre el resultado de la cosecha de este año. En las fotos se pueden observar variedades tales como Redondilla y Royuela de Rioja y el material usado.
También os cuelgo una comparación de dos aceites de oliva virgen de Rioja ambos de la almazara valle del iregua. En el color no hay muchas diferencias, si que se percibe una mayor densidad en el de la derecha (botella de 50cl marca Candor).
Comentaros que el de la izquierda (lata de aceite marca Candor) era un aceite que presentaba ciertos matices a enranciado. El de la derecha por el contrario poseía los característicos aromas vegetales-herbáceos, con amargor de los aceites de La Rioja.
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