De la isla de Madeira viene este vino envejecido en barrica de roble, de la bodega
Pereira D'Oliveira (vinhos), Lda. De color oro viejo, destaca el aroma dulzón a caramelo. En boca destaca el sabor dulce, al que se añade un toque ácido y un poco tostado. La persistencia es larga y prolonga el placer del vino en la boca.
Como todos los madeiras, es un vino apropiado para postres y para acompañar bollos y café. En todo caso, nos sirvió para rematar una agradable velada.
Por supuesto, siempre encontrarás quien opine que estos vinos dulces solo sirven para
cocinar. Es cuestión de gustos... supongo.
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