Dirección: Calle Pedro Niño 1, Valladolid
Teléfono: 983335088
Web: www.parrilladesanlorenzo.es
Precio orientativo: 50 €
Situado en el centro de Valladolid, este restaurante asador ocupa parte del edificio del Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana, de las monjas recoletas de San Bernardo. La entrada que nos hace bajar a un semi sótano engaña, porque por dentro el restaurante es mayor de lo que parece y dispone de amplios y elegantes salones decorados con numerosas obras de arte y antiguedades. El restaurante pertenece al Hotel Convento y en su web se puede encontrar más información sobre el mismo y su historia.
Todos los detalles están muy cuidados para mantener este ambiente de elegancia. La carta es de gran tamaño, con tacto de pergamino e ilustrada con imágenes alusivas de estilo antiguo. También es posible a la hora de elegir vino, visitar directamente la bodega, que dispone de vinos de distintas regiones de España y en especial, como es lógico, de Ribera de Duero. También tienen una buena selección de Riojas, incluyendo alguno de los mejores clásicos de esta región, como el Viña Alberdi crianza 2005 de La Rioja Alta que acompañó nuestra comida.
Las opciones para comer a la carta se dividen en entrantes fríos, entrantes calientes, pescados y carnes. De todos ellos hay una adecuada cantidad de elecciones posibles, ni muchas ni pocas. Para comenzar, y dado el frío que hace ya en esta época del año, nos decidimos por entrantes calientes. A saber, una sopa castellana, de ajo, con un huevo escalfado que estaba riquísima y unas gambas salteadas también deliciosas y bien acompañadas.
Para segundo queríamos carne y aquí se podía elegir desde los asados más clásicos hasta algo tan inesperado como avestruz. Pero finalmente nos decidimos por el tradicional lechazo o corderito de leche asado. Todo un acierto porque es la especialidad y estaba espectacular. Muy tierno, jugoso y extraordinariamente sabroso. Nos aconsejaron acompañarlo para su mejor disfrute de una sencilla ensalada y así lo hicimos.
Finalmente para postre nos decidimos también por otra especialidad de la casa: la tarta de las monjas de Santa Ana. Es una tarta de nata, yema y trufa que elaboran las monjas tan sólo para este restaurante. Aquí la sirven añadiendo natillas y chocolate por encima para que esté más jugosa. Es una delicia para la que encontramos un hueco pese a estar ya bastante llenos.
En definitiva, un sitio en el que comimos muy bien, en unos salones cómodos y elegantes, y además con un trato que fue amable y cercano en todo momento.
6 comentarios:
Es que Oviedo es una ciudad preciosa. ¡Y que gran descubrimiento los tortos!
Te agradezco, Ester, tu comentario. Aunque seguramente habría quedado mejor en la entrada de Elena. :-)
jajajajaja
Guillermo, mi punto negativo va para ti. Mira que ir a Pucela y pedir un Rioja.... mal mal!!!
Yo vi este restaurante en un programa de la tele: http://www.lasexta.com/videos/bares-q-lugares/2011-abril-8-2011040800019.html
Tienes razón Mirella. En cada lugar hay que pedir su vino. Mi idea inicial era tomar un buen Ribera de Duero, y en la carta desde luego los había. Pero finalmente me dejé llevar y pedí un vino que conozco muy bien y que me encanta. Culpable. :-)
Jeje! La visión del cordero me ha nublado los sentidos! Y el postre!
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