domingo, 23 de diciembre de 2012

De visita en Asturias: Domingo (III)

El domingo tocaba cambiar la montaña por el mar, así que nos acercamos hasta la costa. Fuimos a Bayas, en Castrillón, para acercarnos al Mirador de la Isla de la Deva. Desde allí se pueden ver la Isla de la Deva y el Playón de Bayas, que son, junto con la playa de El Espartal, los tres monumentos naturales con los que cuenta el municipio. 
Playón de Bayas (Castrillón)
El día estaba lluvioso y con muchísimo viento, pero mereció la pena porque el mar era todo un espectáculo. Había muchísimo oleaje, como se puede ver en esta foto, y la vista del paisaje era espectacular. 

  

Existe una senda costera peatonal (como se puede ver en esta foto) que, en Castrillón, tiene una longitud de unos 10 km. Se puede empezar desde Bayas y llegar hasta Arnao. Por el camino iremos encontrando las playas de Munielles, Bahínas y Santa María del Mar, hasta llegar a la playa de Arnao. Luego, se puede continuar hasta Salinas y San Juan de Nieva, atravesando la playa de Salinas y las dunas del Espartal.

Tras disfrutar del paisaje, nos dirijimos a Salinas en coche y dimos una vuelta por la zona de la playa, el museo de Anclas y la playa del Cuerno. El día estaba tan revuelto, que hasta pudimos ver un arco iris.

Playa de Salinas, al fondo, el faro de San Juan de Nieva.
Playa de Salinas, con el museo de Anclas al fondo.
Playa de Salinas
Playa de El Cuerno
Así que, después de la lluvia, el frío y el paseo, ya era hora de ir a comer. Fue en la sidrería Pinos Altos, en Salinas. El menú, típicamente asturiano, consistió en unas cuantas tapas para picar y poder así probar un poco de todo. Pedimos longaniza de Avilés frita con patatinas, tabla de quesos asturianos (que servían con membrillo y nueces, nos encantó), chipirones en salsa, lacón y picadillo con salsa de queso. 







Para beber, la sidra no podía faltar. En este caso era de TrabancoY la que se quedó con hambre se pidió unas natillas caseras que estaban riquísimas. Buena elección de sitio, un amplio comedor que suele estar lleno, ya que tienen menú del día tanto por semana como los fines de semana. Además, también tienen una terraza, que, si el día acompaña, es ideal para tomarse unas sidras.

Y por la tarde nos acercamos a dar una vuelta por Avilés, para que conocieran un poco la villa. 

Iglesia de San Nicolás de Bari
Calle Rivero
Ayuntamiento de Avilés
Iglesia de los padres franciscanos
Iglesia vieja de Sabugo
Plaza del Carbayo (Sabugo)
Iglesia de Sto. Tomás de Cantorbery

No pudimos pararnos demasiado porque habíamos quedado en Gijón, pero les gustó Avilés, y es que tiene muchos lugares con encanto. Nos faltó acercarnos hasta la ría para ver el Centro Niemeyer, pero habrá que dejarlo para otra vez, como lo de probar los pinchos y conocer bares y sidrerías, que hay muchas y variadas, hay de sobra donde elegir.
Una vez en Gijón, nos reunimos a tomar algo y al final, nadie se acordó de cenar, así que no hubo cena. Creo que no la necesitábamos, después de tantos días de "farturas".

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