Hace ya casi ocho años que tuve ocasión de pasar unos días en Chile. Fue una estancia corta pero en la que pude visitar además de Santiago, la capital, las ciudades de Valparaíso (sede del Congreso Nacional) y Viña del Mar, importante centro turístico de la costa del Pacífico.
Casa de Pablo Neruda, sobre el Pacífico |
Mientras estuve en Santiago, pasé por una feria de maquinaria vinícola que se celebraba en un espectacular pabellón diseñado por Eiffel para servir de estación de ferrocarril. Y fue allí mi toma de contacto con los vinos chilenos por medio de un excelente sauvignon blanc.
Estación diseñada por Eiffel |
Vista de los Andes desde Santiago |
En los días siguientes pude disfrutar de la gastronomía del país y conocer alguno más de sus vinos. También aproveché para visitar lugares como el Palacio de la Moneda, sede del Gobierno, la Catedral o el Museo de Arte Precolombino. Un museo, por cierto, extraordinario y que merece ser recorrido con calma.
Palacio de La Moneda |
Catedral |
Si a todo ello añadimos la gran amabilidad en el trato por parte de los chilenos, no es de extrañar que tenga muy buenos recuerdos del viaje así como la intención de volver en otra ocasión y, a ser posible, con más tiempo.
Pero por suerte (y merecidamente), los vinos de Chile tienen buena difusión en todo el mundo y no resultan difíciles de encontrar en España. Gracias a eso pudimos disfrutar hace unos días de esta botella de Viu Manent, procedente del Valle de Colchagua.
Se trata de un monovarietal de Merlot con 12 meses de crianza en barricas de roble francés y americano. Su grado alcohólico alcanza el 14,5%.
A la vista se presenta con un color de gran intensidad y tono picota. En nariz muestra frutas y madera en buena armonía, recordando a frutas del bosque y café. Y en boca encontramos notas de licor de cerezas con un largo y agradable posgusto. La sensación que nos deja es la de un vino elegante, equilibrado y muy cuidado en todo momento durante su elaboración.
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