La Cafetería Victoria es toda una institución en Logroño. Fundada en 1942 en la calle Carnicerías, se trasladó a su ubicación actual en Víctor Pradera en 1991. En su local céntrico y elegante siempre se ha podido disfrutar de una amplia barra de tapas.
En su última remodelación ha modernizado su decoración y también su cocina. Su nuevo nombre, Tapas y Pinchos Victoria, indica claramente su vocación por la elaboración de las pequeñas exquisiteces que pueblan su nueva barra. Para comprobarlo se puede visitar su web o, mejor aún, pasarse en persona y pedir cualquiera de los pinchos que ofrecen.
Además ahora también organizan catas muy interesantes y de gran calidad. Este pasado miércoles, día 28, tuve la suerte de poder asistir a la última de ellas. Nada menos que una cena de maridaje de trufa y champagne preparada por unos invitados de excepción.
Óscar García Marina ha sido nombrado recientemente mejor cocinero de trufa de España. Su restaurante Baluarte en Soria ofrece una cocina castellana modernizada que ha atraído mucha atención en poco tiempo. Y este miércoles por la noche vino a Logroño con su personal a preparar y servir un delicioso menú en el que la trufa era protagonista.
Bertrand Sourdais es un enólogo francés de Chinon, en el Loira, que lleva 15 años afincado en España. Es conocido por su trabajo en la parte soriana de Ribera del Duero, inicialmente en Dominio de Atauta, siendo actualmente responsable de la elaboración de los vinos de Bodegas Antídoto, Dominio de Es y de su bodega familiar Domaine de Pallus. El miércoles vino por cuenta de Le Champagne para hablarnos de su elaboración así como de la región que lo produce.
Comenzó Bertrand hablando de la situación de Champagne, la más septentrional de las regiones vinícolas francesas, y de sus variedades de uva: la blanca Chardonnay y las tintas Pinot Meunier y Pinot Noir. Nos contó cómo en esta región las grandes bodegas compran habitualmente la uva a distintos productores, algo inusual en Francia, pero especialmente quiso reivindicar a las pequeñas bodegas que elaboran su propia producción.
Así empezamos nuestra cata con Pierre Moncuit Hugues de Coulmet Blanc de blancs. Un cava blanco brut de Chardonnay, floral en aromas y equilibrado en boca. Los viñedos de Pierre Moncuit abarcan unas 20 hectáreas, de las que 15 están calificadas como Grand Cru.
Junto con el primer champagne comenzó a servirse la comida, empezando por un Langostino con hortalizas y trufa en caldo de setas. El langostino muy bien acompañado veía realzado su sabor por el de los hongos.
El segundo plato, pese a su sencillez, fue uno de los más celebrados: Trufa de patata con panceta guisada. Espectacular la combinación de patata y trufa, con el añadido de unas trompetillas de la muerte.
Sorpresa con el Huevo frito con carbonara trufada al encontrarnos con un huevo pasado por agua rebozado. La deliciosa yema líquida dentro de la clara cuajada se mezclaba con la carbonara y la trufa para una explosión de sabor.
En este punto seguimos con la cata pasando a otro champagne de la misma bodega: Pierre Moncuit Grand Cru Rosé. Un brut rosado con un 20% de Pinot Noir y 80% Chardonnay, aromas delicados, burbuja fina y cremoso en boca.
En el menú llegamos a los Garbanzos con foie y trufa. Los garbanzos estaban en parte fritos y en parte cocidos, jugando con las texturas. El caldo caliente se servía sobre la crema de foie fría, para jugar también con las temperaturas. Un plato para disfrutar de sus detalles.
Después nos sirvieron los Ravioli de conejo al azafrán y láminas de trufa. Algo blanda la pasta para mi gusto, pero sabroso el conejo realzado por la trufa y las dos salsas que acompañaban.
Entonces pasamos a catar el tercer champagne: Agrapart et Fils les 7 Cru Blanc de blancs. Blanco brut de Chardonnay procedente de viñas viejas ubicadas en siete pueblos distintos. Con fermentación maloláctica completa (no todos la realizan, tema muy interesante que surgió en la conversación) para suavizar su acidez y crianza en barricas de roble.
También llegó entonces el postre de Remolacha, queso y pastel de helado de trufa. El queso mascarpone junto con la remolacha, el helado de trufa y la "tierra" de frutos secos resultó una combinación exquisita. Excelente colofón a la cena.