Tal y como cuenta Ester en su anterior entrada, tras la buena comida ya estábamos listos para conocer las bodegas subterráneas de Aranda de Duero. Para ello nos dirigimos a la oficina de turismo donde también pudimos contemplar una réplica del Plano de Aranda, el mapa urbano más antiguo de España, fechado en 1503.
Desde allí fuimos a la Bodega de las Ánimas, pasando por delante de uno de los edificios singulares de la Villa, la Iglesa de Santa María la Real, de la que nos llamó la atención su pórtico que todavía conserva parte de la policromía original.
Durante la visita a la bodega nos explicaron que toda la zona antigua de Aranda (aproximadamente la que figura en el plano de 1503) está excavada con túneles destinados a las bodegas que tenían todas las casas para la elaboración de vino. Aproximadamente 300 bodegas subterráneas llegó a haber, aunque actualmente muchas han sido tapiadas o incluso rellenadas de nuevo para no poner en peligro las casas que hay encima.
Las bodegas se excavaban a mano aprovechando una capa de arena que hay bajo la ciudad y que resultaba más blanda. Para su ventilación se hacían respiraderos a la superficie y también entre bodegas, lo que ha permitido localizar algunas que ya no se empleaban.
La Bodega de las Ánimas ya no tiene los depósitos de cemento que albergó antiguamente por lo que sus galerías son más amplias. A cambio han instalado en ella para la visita turística diversas recreaciones de oficios relacionados. Particularmente impactante es el niño que limpia una cuba desde dentro.
Otra bodega subterránea que se puede visitar es la que se encuentra debajo del Restaurante El Lagar de Isilla, donde estuvimos, como contó Mirella, probando los pinchos que presentaba al concurso. Tras disfrutar de sus tapas les preguntamos si podíamos ver la bodega y amablemente encendieron las luces y nos invitaron a bajar y recorrerla.
En este caso sí que hay todavía algunos depósitos de cemento, aunque aquí ya no se elabora vino. Pero la bodega todavía se emplea como lugar de almacenamiento, pues las condiciones para su conservación son óptimas. Por lo que pudimos ver tanto el restaurante como alguno de sus clientes guardan aquí sus botellas.
También relacionada con el vino es otra visita que no quiero dejar de contar. La que hicimos para ver la viña de la familia de Mirella. Unas cepas cultivadas de forma tradicional, en vaso, y de unos 60 años de edad. De ellas se obtiene el riquísimo Finca Valdecarros.
2 comentarios:
Gracias Guillermo. Me alegro de que os gustaran las bodegas históricas de Aranda, son la principal característica del centro histórico de la Villa. Recordad que, en la actualidad, se conservan cerca de 7 km de galerías, prácticamente todas ellas conectadas entre sí.
Para vuestra próxima visita intentaré que veáis una de las más grandes.
PD: Me ha encantado el detalle del viñedo, jeje
Las bodegas subterráneas me gustaron mucho. Y no eran pequeñas, así que cómo serán las grandes que dices...
La visita al viñedo también me gustó y quería poner la foto porque se ven muy bien las cepas. Seguro que conforme avance el año se pondrán estupendas.
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