jueves, 23 de mayo de 2013

Cata en la Estación Enológica de Haro. Bodegas Paternina.

El pasado 18 de mayo me invitaron a asistir a una cata en la estación enológica de Haro incluida dentro del programa de eventos que promueve la edición 2013 de La Rioja Tierra abierta. Haro, luces de modernidad. La cita se inscribe dentro de un calendario que incluye entre otros eventos, catas y visitas a bodegas del municipio.

 
Cartel anunciador del evento La Rioja tierra abierta. Haro luces de modernidad.

Grafitti realizado con motivo del evento de La Rioja tierra abierta en la pared de un edificio próximo a la zona de tapeo de Haro conocida como "La herradura"

A las 12 horas comenzaba la mañana en la bodega Paternina de Haro desde donde nos llevaban en un microbús a la Estación enológica para realizar una cata de vinos de la bodega Paternina. La cata de 3 vinos, 2 tintos y un blanco, fue dirigida por Carlos Estecha, director técnico del grupo de bodegas Eguizabal. Éste realizó una cata divulgativa, ayudándose de los vinos de Paternina para introducir aspectos técnicos sobre; los vinos en general, la elaboración en Rioja, ideas generales sobre crianza, sobre el suelo de cultivo, la regulación administrativa de la DOCa Rioja y un largo etcétera de aspectos del mundo del vino que amenizaron las aproximadamente 2 horas de duración.


Puestos de cata existentes en la estación enológica de Haro.


Hace ya un tiempo en una cata con vinos de bodegas Franco Españolas en el espacio lagares coincidimos con Carlos Estecha y pudimos disfrutar del amplio acervo cultural vitivinícola posee el enólogo. En esta cata en el espacio lagares Carlos estaba de oyente y fue aportando sus experiencias al público asistente.

En la cata de la estación enológica de Haro empezamos con un vino tinto Conde de los Andes Reserva 2007 del que me impresionó la acidez que presentaba. Carlos nos indicó que desde la bodega intentaban que el vino expresara la esencia del vino de Rioja de toda la vida con uva del siglo XXI. Aspecto que según nos indico no era nada fácil.




Posteriormente nos brindó en cata con una de las joyas de la corona de bodegas Paternina. Un vino tinto de estos que no tienes muchas ocasiones de catar. Un vino del año 1958. El enólogo, en un principio, manifestó escepticismo a la hora de la cata ya que nunca puedes saber como va a responder el vino y el público a un vino de estas características. Os puedo indicar que el vino me impresionó. Presentaba un color con tonos yodados y anaranjados propios de la edad, aunque lo más sorprendente no era el color. Era el aroma y el gusto. Respecto al aroma se puede decir que este cambiaba con el tiempo y que cada pasada de copa nariz extraía una gama de olores diferentes (nueces, humedad,…) tal complejidad de aromas que pueden ponían a prueba todos los recursos lingüísticos de cualquier catador profesional. En boca no presentaba mucho grado (apenas podría tener 10 º) y el vino se manifestaba increíblemente expresivo, os puedo contar que destacaba su acidez tras 55 años en bodega.



El último vino a catar fue un blanco semidulce denominado Graciela, en honor una leyenda sobre el romance entre un enólogo de origen francés afincado en Rioja y una doncella riojana llamada Graciela, que han elaborado al estilo de los vinos blancos que gustaban en Rioja en los años 20. Era un vino fresco, aromático que encantó al público. Carlos nos indicó que este vino era recomendable para acompañar el aperitivo, eso sí con moderación, ya que sin enterarte te puedes tomar toda la botella.





Tras la cata en la estación enológica el bus nos dirigió de nuevo a la bodega Paternina, donde para mi asombro nos esperaba una mesa con aperitivos (tortilla de patata, pimientos, almendras…) y dos vinos mas del grupo Eguizabal. Un blanco seco Federico Paternina Lacort y un vino tinto crianza Federico Paternina 09. Todo un banquete para disfrute de los asistentes al evento. 

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