XI Concurso comarcal de Tapas

   De nuevo nos trasladamos a Aranda de Duero y su comarca. Esta vez, debido a otra iniciativa hostelera que ha vuelto a marcar unas jornadas gastronómicas en esta localidad burgalesa.

   Hablaré del XI Concurso comarcal de tapas, pinchos y banderillas, que se ha celebrado durante esta semana en la Ribera del Duero.

   Más de 50 establecimientos han participado en esta semana gastronómica a la que, por cierto, se ha acercado uno de los chef más reconocidos del panorama nacional como es Juan Mari Arzak, que comentó lo importante que son para nuestras cartas las tapas, que ha calificado como el fast-food español.

   Las tapas que participan en el concurso pueden ser frías, calientes, con lechazo e incluso, sin gluten. Todas ellas se sirven con un vino seleccionado por cada local para su maridaje.

   Como es lógico, no he podido degustar las más de 90 tapas que se presentaban a concurso, pero haré mención de las pocas que tuve la suerte de probar.

   Fuera del centro urbano de Aranda, en el Café Bar Jamari, pobré tanto la tapa caliente como la fría. Sus nombres: Trufa y Rocky respectivamente, esta última de lechazo y sin gluten. Ambas maridadas con Avaniel Tinto Joven Tempranillo, de Bodegas y Viñedos Monteabellón, de Nava de Roa. El primero se trataba de un nido de patata rallada relleno de migas de chorizo con pipas peladas y huevo frito de codorniz. Una presentación curiosa y, aunque algo complicado de comer sin que se desmoronara, de muy buen sabor. Me encantó la elaboración de la patata y su forma de nido. Después probé la tapa fría, que era un crepe relleno de lechazo escabechado, lechuga y piña acompañado de salsa de escabeche.

   Ya en el centro histórico arandino, fuimos al Bar Restaurante Somatén. Pedimos tanto la tapa caliente, la Mac Sepia, como la fría, el Falso huevo al Plato. Realmente originales ambas presentaciones, la primera servida en una pequeña cajita nada que envidiar a las grandes cadenas de comida rápida (incluía código QR), y la segunda, en una lata de conserva. Muy curiosas. El vino elegido por el local fue Monteabellón Roble, de la anterior bodega.

   En la Cafetería Garden sólo se presentaba una tapa, la caliente. El pincho elegido se llamaba Aires de Ribera y se servía junto a un Rubiejo Barrica, de Bodegas y Viñedos Alto Sotillo, de Sotillo de la Ribera. Se trataba de una bola de carne de lechazo con especias de campo sobre una espuma de zumo de uva acompañado con una salsa de yogur y unas pequeñas bolas de gelatina. Entendemos porqué se llevó el premio la edición pasada. Tenía un sabor espectacular y una elegante presentación en plato.

   En el Mesón de la Villa, lugar por el que han pasado numerosos cocineros de renombre como Subijana, Arguiñano, Arzak, etc y en el que destacan y son famosos los escabechados de Seri, probamos el Bocadito de la Villa, que era la tapa caliente de lechazo. Era una especie de buñuelo con molleja de cordero y manzana confitada. Servido con Silencio, vino de la Bodega Castillo de Gumiel, de Gumiel de Mercado.

   Para finalizar, fuimos al Asador Casa Florencio, en el que probamos ambas tapas. La caliente y de lechazo, Huellas de La Ribera, y la fría: Flores de la Sierra. El vino elegido fue Monteabellón Roble, que ya habíamos probado anteriormente. La caliente eran patitas y manitas de cordero y boletus con dos salsas; y la fría eran unos tallarines de sepia con arroz y gambas.

   El jurado popular puede participar en el concurso votando a la mejor tapa caliente, fría, original y mejor maridaje. Es una lástima que este concurso sólo dure diez días, apostaría a que a más gente le gustaría probar más tapas. Como los años anteriores, el éxito ha estado asegurado. En los establecimientos no ha parado de entrar gente y pedir: "un vino y la tapa de concurso!" sobre todo en los días de fin de semana.

   De nuevo, enhorabuena a todos los hosteleros por el empeño en la elaboración y la imaginación de las tapas. Nos veremos el año que viene.