Con el buen tiempo llega también la época de las chuletadas. Jaime, nuestro anfitrión, ya tenía preparados los sarmientos, elemento imprescindible para dar la carne ese sabor tan especial. Los otros dos factores clave son elegir una buena carne y por supuesto asarla en su punto.
Nosotros además de las chuletas de cordero de pasto, añadimos una careta de cerdo, choricillo y unas deliciosas morcillas. Un poco de ensalada completaba la comida que, como es lógico, acompañamos de un buen vino.
Para postre punto para Javier, que de nuevo consiguió abrirnos el apetito con su Falso tiramisú. Estaba delicioso.
Pero la jornada había comenzado unas horas antes. Para ganarnos la comida y disfrutar del buen día que había salido estuvimos visitando el valle de Ocón. Primero fuimos a ver el molino que se encuentra junto a Santa Lucía y que es réplica de otro que hubo en tiempos y del que no quedan más que unos restos. Y también llegamos hasta La Villa de Ocón, acercándonos a las ruinas de su castillo y de la iglesia de Santa María, desde donde la vista del pueblo era excelente.
Un día bien aprovechado y una gran comida en la que brindamos por esas 100.000 visitas que debemos a todos los que visitáis este blog. Muchas gracias.
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