Debo reconocer que, de entre los vinos franceses, siento especial debilidad por los tintos de la Borgoña. Esto es así debido en gran medida a la uva Pinot Noir, que me encanta y que en esta región produce unos vinos excepcionales, de gran finura y elegancia.
Y con estas mismas palabras, fino y elegante, se puede describir a este vino de Nicolas Potel que traje desde Inglaterra. Un tinto elaborado con uvas procedentes de viñedos viejos, de color no muy intenso, pero sin duda bonito, generoso en aromas y muy equilibrado en boca, donde muestra unos agradables taninos.
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