viernes, 16 de julio de 2010

Pedro Balda. Viticultor.

Tras varios intentos de reunión, por fin ayer pude visitar junto a varios compañeros del mundo del vino, a un amigo que está comenzando con el desarrollo de un proyecto de elaboración de vinos con mucho futuro. Pedro Balda posee una bodega familiar dentro de la conocida “Milla de Oro”, en la localidad de San Vicente de la Sonsierra, donde está elaborando vinos de viñedos de Tempranillo de bajas producciones con más de 50 años; sus primeros vinos para puesta en el mercado.



El anfitrión comenzó la visita con una cata de vinos en diferentes fases de elaboración y con diversos contactos con barrica. En general estos vinos se caracterizaban por su potencia y estructura en boca y manifestaban diferencias en cuanto al ensamblado de la madera y el cuerpo del vino. Pedro nos fue contando las peculiaridades de la elaboración de cada parcela, de cada barrica… reflejando el duro trabajo de selección de uva (incluso grano a grano), trasiegos, analíticas, coupages y toda la serie de labores que son necesarias para tener un producto final con una gran proyección. La visita pasó por vinos con barrica nueva de roble francés, comprobamos la potencia de los taninos y la explosión de la fruta en boca del Tempranillo. También nos sorprendió con vino experimental, elaborado con unas garnachasorgánicas” situadas en el límite del cultivo (950 metros de altura) en nuestras latitudes. Pudimos catar después un vino que estaba realizando a día de hoy la fermentación maloláctica. Llegamos a percibir el sonido de la fermentación en barrica y las grandes sensaciones de fruta en nariz y boca. Durante toda la cata, Pedro nos fue comentando las circunstancias que le habían motivado a realizar ese vino concreto, de una u otra manera y los condicionantes con los que se había encontrado en el camino. Destacó entre otras curiosidades, el empleo de los huevos de las gallinas del corral de su tía® para la clarificación de los vinos o el manejo de uno u otro tipo de barrica en las etapas de vinificación.




Pedro es defensor de la agricultura biodinámica y en este sentido para elaborar un determinado vino ha llegado a planificar que la vendimia se realizase coincidente con el periodo de luna llena. Por último, nos instó a realizar comentarios sobre varios vinos sometidos a cata que no poseían sulfuroso (principal elemento conservante del vino). Sencillamente nos quedamos asombrados con la decisión de no emplear este compuesto en el vino. Hay que recordar que conlleva elevados riesgos de picado acético, entre otras muchas cosas. El resultado… en dos palabras: ¡im - presionante! Parece que en el mundo del vino, aún faltan muchas cosas por hacer, más allá de los protocolos y de lo que se indica en los libros.

Para finalizar la cata, Pedro descorchó un par de botellas de su cosecha selección 2008 edición limitada, elaborada principalmente para el mercado de restauración, no disponible al público en general. Realmente Pedro ha apostado por un “caballo ganador” con un vino de color muy intenso de gran potencia y estructura en boca, aromas bien ensamblados de madera y fruta de gran intensidad, boca golosa con gusto a roble francés y de nuevo recuerdo varietal. Postgusto largo y apetecible, muchos recuerdos al terruño.



Para “echar un pizco” tras probar los vinos, Pedro nos llevó a su merendero donde nos deleitamos con diversos aperitivos realizando maridajes con el vino selección 2008, del que destacó entre otros el que realizamos con chocolate.
Una visita en la que se manifestó el gran esfuerzo e ilusión que Pedro Balda esta poniendo a un proyecto con gran futuro. Ánimo con tu proyecto, que con tanto entusiasmo nos enseñaste y del que pudimos disfrutar.

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