Una de las escapadas que he hecho este verano ha sido a Asturias. En este blog ya hemos podido conocer muchos detalles de esta comunidad que tantos sitios interesantes y tan buena gastronomía tiene. Pero creo que no estará de más si cuento alguna de las experiencias de que disfrutamos.
Nuestro "centro de operaciones" para esos días fue Arriondas, capital del concejo de Parres. Se encuentra a la orilla del río Sella y es conocido por ser el origen del famoso Descenso del Sella que se hace todos los años en piragua desde esta localidad hasta Ribadesella. Además es un pueblo muy bonito que cuenta con varios interesantes ejemplos de la típica arquitectura indiana, frecuente en la zona.
Pero también, como ya conté, es un lugar muy interesante en lo gastronómico, puesto que el concejo de Parres cuenta con dos restaurantes de gran categoría, merecedores de estrellas Michelín. El Corral del Indianu que visitamos y donde disfrutamos de un soberbio menú degustación, se encuentra en el mismo Arriondas y tiene una estrella. Para otra ocasión espero poder conocer también Casa Marcial, un caserón situado en la montaña, en un paraje conocido como La Salgar, a pocos kilómetros de distancia y que cuenta con dos estrellas de la misma guía. También, por supuesto, se pueden encontrar en Arriondas varias tradicionales sidrerías.
En nuestro primer día y tras conocer Arriondas nos fuimos hacia la costa para visitar Ribadesella y dar un paseo por el centro y por el puerto.
Otra visita de este día fue Lastres, un bonito pueblo que cuenta con un mirador con excelentes vistas. Además el lugar ha ganado fama por ser la ubicación de la serie de televisión Doctor Mateo.
De vuelta a Arriondas cenamos en la sidrería El Mirador. Mientras esperábamos que nos preparasen una mesita en la terraza empezamos a disfrutar de la sidra (Foncueva) que ya nos acompañó durante toda la cena. De vez en cuando alguno de los camareros se acercaba por nuestra mesa y nos escanciaba "un culín". En cuanto a la comida nos decidimos por el picoteo de alguno de los productos más típicos tratando de buscar lo menos conocido por nosotros. Pedimos parrochas (unas especie de sardinas de pequeño tamaño), fritos de pixín (rape), probe (una morcilla propia de Asturias) y una tabla de quesos asturianos (Gamoneu, Cabrales, Los Beyos, Llanes y Penamellera). Todo riquísimo.
En nuestro segundo día fuimos a visitar Oviedo. Una ciudad en la que es una delicia pasear. Por el centro pudimos ver algunas de las estatuas que adornan la ciudad, como La Maternidad de Botero o la conocida estatua de Woody Allen. También vimos el Mercado del Fontán, lleno de tiendas de delicias gastronómicas y que se encuentra cerca del Ayuntamiento, junto a la Iglesia de San Isidoro.
También disfrutamos de un aperitivo de patatas al cabrales en una mesita de la Plaza del Fontán, una bonita plaza porticada.
Para comer nos fuimos a un verdadero paraíso de turistas gastronómicos: la calle Gascona, conocida como El Bulevar de la Sidra. De entre tantas sidrerías como había para elegir nos decidimos por La Pumarada. Aquí, además de sidra (Menéndez), seguimos con el tapeo de especialidades asturianas: pastel de cabracho, chorizo a la sidra, mejillones en cazuela de salsa cantábrica, pulpo del cantábrico a la gallega y longaniza de Avilés con patatas. Comimos muy bien y la atención fue excelente.
Por la noche fuimos a conocer Llanes que estaba en fiestas. Recorrimos el puerto y vimos los Cubos de la Memoria, de Agustín Ibarrola, que estaban bien iluminados. También cenamos de tapeo por los animados sitios del centro de la localidad.
El tercer día de nuestra estancia en Asturias fue el día de la gran experiencia gastronómica que supuso la comida en El Corral del Indianu. Además se celebraban en Arriondas las fiestas del Bollu que son una semana antes de las Piraguas. Tuvimos ocasión de ver el desfile de carrozas con muchísima gente vistiendo los trajes regionales y bebiendo sidra. Luego por la noche disfrutamos de la música con los conciertos de dos orquestas que se fueron turnando para hacernos bailar.
No fue hasta el cuarto (y último) día de nuestra visita que el sol decidió aparecer. Así que este día decidimos pasarlo en la playa. Nos fuimos a la playa de Barro que nos pareció preciosa por sus vistas del mar y de las montañas cercanas. Allí pudimos tomar el sol y bañarnos y poner punto final a unos días estupendos en los que hubo tiempo para todo tipo de actividades.