Hace poco tuve la suerte de pasar un fin de semana por la ciudad de Salamanca. Hacía muchos años que no iba por tierras charras, y lo cierto es que nunca había ido de tapeo. Para no dar palos de ciego por la zona, conté con la ayuda de dos colegas salmantinos. Ellos fueron los guías de una ruta de pinchos de la que quedamos más que satisfechas.
El primer día empezamos en el Bar Cuzco. Aquí pedimos un secreto ibérico, una tosta de bacon y champiñones y otra tosta de jamón y foie. Y para beber pedimos un vino blanco, que era de Rioja y un vino tinto de la casa. Hay mucha variedad de vinos, ya que tienen de muchas denominaciones.
Continuamos en Casa Paca, un bar de toda la vida, inaugurado en 1928. Cuando entramos había gente, pero al rato comprendimos que es un bar que no falla en la lista, puesto que se empezó a llenar. De pincho elegimos una tosta de jamón con tomate y una tosta de morcilla, queso de cabra y cebolla caramelizada, pero he de decir que nos costó elegir con tal variedad de productos. Lo acompañamos con otro vino blanco y un tinto de la casa.
Seguimos en otro bar típico, La Viga, donde lo más importante es probar la "jeta" o morro de cerdo frita. Aquí pedimos un vino tinto de la D.O. Arribes. Para finalizar, acabamos la noche gastronómica en Bar Cios, otro bar en el que no supimos qué elegir hasta pasado un buen rato. Pedimos un vino Prado Rey roble (ya necesitaba un poco de Ribera...) y para tomar una mini-hamburguesita, muy solicitada por cierto, que también llevaba tomate, cebolla, lechuga y patatas; patata rellena, emparedado de patata con carne picada con bechamel y rollito de chistorra rebozado.
El segundo día, hicimos un poco de turismo por la ciudad. Visitamos la monumental plaza mayor de la ciudad, el Museo de Art Nouveau y Art Déco Casa Lis, también encontramos la rana en la fachada de la Universidad, el astronauta de la Catedral Nueva, dimos un paseo por el Huerto de Calixto y Melibea y por la zona universitaria. Para descansar y reponer fuerzas, y haciendo caso a la recomendación de Ester, entramos en el Café Bar Mandala, una cafetería especializada en zumos, batidos y tartas, eso sí, todo enorme y riquísimo.
Seguimos en otro bar típico, La Viga, donde lo más importante es probar la "jeta" o morro de cerdo frita. Aquí pedimos un vino tinto de la D.O. Arribes. Para finalizar, acabamos la noche gastronómica en Bar Cios, otro bar en el que no supimos qué elegir hasta pasado un buen rato. Pedimos un vino Prado Rey roble (ya necesitaba un poco de Ribera...) y para tomar una mini-hamburguesita, muy solicitada por cierto, que también llevaba tomate, cebolla, lechuga y patatas; patata rellena, emparedado de patata con carne picada con bechamel y rollito de chistorra rebozado.
El segundo día, hicimos un poco de turismo por la ciudad. Visitamos la monumental plaza mayor de la ciudad, el Museo de Art Nouveau y Art Déco Casa Lis, también encontramos la rana en la fachada de la Universidad, el astronauta de la Catedral Nueva, dimos un paseo por el Huerto de Calixto y Melibea y por la zona universitaria. Para descansar y reponer fuerzas, y haciendo caso a la recomendación de Ester, entramos en el Café Bar Mandala, una cafetería especializada en zumos, batidos y tartas, eso sí, todo enorme y riquísimo.
Para cenar, no dudamos y volvimos a repetir un par de bares de la noche anterior. Volvimos a empezar en el Cuzco. Pedimos una brocheta de pollo con piña y salsa mostaza y un solomillo de cerdo con salsa de setas, muy sabroso y muy bien presentado.
Y después fuimos al Bar Cios. Buf... nuestra perdición fue ponernos al lado de la plancha, porque se nos hacía la boca agua y nos tomamos nada más y nada menos que tres tapas!
Lo malo es que no quedaban hamburguesitas, ya he comentado que están muy solicitadas, asi que para empezar tomamos unos rollitos de bacon-queso y bechamel y seguimos con unas brochetas de pavo y de moruno que van acompañadas de sus respectivas patatas, de las que puedes elegir la salsa: rosa, ali-oli o barbacoa. Elegimos salsa rosa. La anécdota de la noche fue que le caimos bien al camarero, no sé si por que hacíamos fotos a los platos y escribíamos en una pequeña libretina, y decidimos tomar como postre una empanadilla que estaba rellena de crema. Para mi gusto, la pasta de la empanadilla era de más de gruesa, porque era tipo hojaldre, pero el relleno estaba bueno.
Y con esto terminamos el fin de semana salmantino. Una cosa está clara, habrá que repetir!
Y después fuimos al Bar Cios. Buf... nuestra perdición fue ponernos al lado de la plancha, porque se nos hacía la boca agua y nos tomamos nada más y nada menos que tres tapas!
Lo malo es que no quedaban hamburguesitas, ya he comentado que están muy solicitadas, asi que para empezar tomamos unos rollitos de bacon-queso y bechamel y seguimos con unas brochetas de pavo y de moruno que van acompañadas de sus respectivas patatas, de las que puedes elegir la salsa: rosa, ali-oli o barbacoa. Elegimos salsa rosa. La anécdota de la noche fue que le caimos bien al camarero, no sé si por que hacíamos fotos a los platos y escribíamos en una pequeña libretina, y decidimos tomar como postre una empanadilla que estaba rellena de crema. Para mi gusto, la pasta de la empanadilla era de más de gruesa, porque era tipo hojaldre, pero el relleno estaba bueno.
Y con esto terminamos el fin de semana salmantino. Una cosa está clara, habrá que repetir!
2 comentarios:
¡Qué buena pinta tienen los pinchos! La hamburguesita me ha dado hambre sólo con verla.
¿Te puedes creer que no llegué a probarla? Repetimos en ese bar al día siguiente para ello pero se habían acabado!
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