He tenido oportunidad de probar un Viña Tondonia, creo del año 1984 que no es una marca novedosa para epicúreos pero que siempre es interesante para cualquier catador.
Ciertamente nunca sabes como va a responder un vino del que desconoces como ha sido conservado y del cual intentas adivinar su antigüedad deduciéndolo por un dato apuntado a mano en su etiqueta.
Curiosamente en la época de embotellado el vino no requería ni etiqueta del consejo regulador (anticopia) ni número de lote, ni otro tipo de indicaciones sobre su autenticidad. El consumidor simplemente se fiaba del elaborador porque la marca del vino pesaba más que cualquier etiqueta distintiva.
Toda cata empieza por la apertura del corcho que en vinos de cierta edad puede resultar complicada. El corcho se suele romper en mil trozos, muchos de los cuales caen al vino. Aquí si que es recomendable el uso de un decantador como en la cosecha del 70. En este caso el corcho se mostraba parcialmente embebido de vino pero gracias a la pericia del somelier logramos que no cayera ningún resto dentro de la botella.
El vino presentaba un color casi digno del brandy (Actualización: Brandy en vez de conac), un aroma que presentaba todavía reminiscencia a fruta muy pasada y barrica. En boca era donde expresaba su personalidad. Aunque he de contar que estaba muy castigada por el "mal tiempo".
La verdad es que es una pena que vinos de esta categoría se dejen perder por una mala conservación. Cada vez que abrimos un vino de esta edad, rescatamos una página de la historia de la bodega, los métodos de elaboración, el estilo de vino presentado en la botella, las variedades predominantes. En una palabra la personalidad de la bodega.
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