El menú del día, 15 euros por persona incluyendo agua, vino, pan y postre, ofrecía platos variados. Los primeros que elegimos fueron el cocido montañés, los garbanzos con marisco y la ensalada de escalibada. Las raciones de ensalada eran más que suficientes para una persona mientras que las de cocido y garbanzos, que no nos sirvieron en plato, sino que trajeron a la mesa en unos recipientes con las raciones de las personas que lo habíamos pedido, venían en tal cantidad que pudimos repetir. Los garbanzos estaban muy sabrosos y caldosos.
Ya que estábamos al lado del mar de segundo pedimos chipirones fritos, bocartes fritos y durdo frito. El durdo o pinto es un pescado de roca bastante espinoso que no se ve por Logroño mientras que los bocartes son lo que aquí se conoce como anchoas. Aunque los bocartes se hicieron esperar mientras que los demás platos ya habían llegado, todos quedamos muy satisfechos con nuestra elección.
Los que nos atrevimos a pedir postre probamos las delicias de limón (parecía mousse de limón) y la tarta de la casa, postre casero que por aquí se hace mucho ya que era la típica tarta de galletas con chocolate y flan.
En conjunto un restaurante muy recomendable con una muy buena relación calidad precio. Y después de esta buena comida nada mejor que un paseo por la playa con vistas a la bahía de Santander.
2 comentarios:
Qué bonita ciudad es Santander. Y qué buena pinta tiene la comida de este sitio. Me lo apunto para la próxima vez que vaya por allá.
¡Bienvenida al blog, Ester!
¡Muchas gracias!
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