Sobre la añada de 1970 dice la ficha [pdf] de este vino: Calificada por el Consejo Regulador de Rioja como Muy Buena aunque posteriormente se convirtió en una de las míticas de La Rioja superando en fama a muchas de calificación excelente.
Esta condición de mítica que tiene la añada del 70, junto a que se cumple la redonda cifra de su cuarenta aniversario nos llevó a la idea de celebrarla de manera especial. Para ello teníamos que localizar un vino adecuado a la ocasión, tarea no muy fácil a priori por la antigüedad de la cosecha. Además el vino tenía que ser de nuestro gusto y tener garantía de una buena conservación durante tantos años.
Por suerte en López Heredia, una de nuestras bodegas favoritas, siguen teniendo disponibles botellas de añadas históricas. Botellas que se conservan en la propia bodega y por tanto en las mejores condiciones de temperatura y humedad. Así que hacia Haro nos dirigimos para visitar directamente la bodega. Allí fuimos atendidos con la extraordinaria amabilidad que es marca de la casa y pronto teníamos con nosotros esta maravilla que es el Tondonia Gran Reserva de 1970.
Las uvas que hace cuarenta años se vendimiaban para elaborar este vino eran recogidas en la Viña Tondonia, de la familia López Heredia, siendo en un 75% de la variedad Tempranillo, un 15% de Garnacho, y el 10% restante de las variedades Graciano y Mazuelo. Su grado alcohólico, un perfecto 12%.
Pocos días después llegó el momento de disfrutar de este vino. Y dado lo especial de la ocasión decidimos documentar en vídeo el proceso de apertura y decantado.
Todo ello se realizó con tiempo suficiente para que a la hora de beberlo estuviera ya en su punto. Más de una hora pasó el vino oxigenándose desde que lo decantamos hasta que lo servimos en nuestras copas.
Empezamos observando el vino y admirando su evolucionado pero bien conservado color entre granate y teja. Después disfrutamos con verdadero placer de sus complejos y deliciosos aromas en los que encontramos ahumados, cuero, especias, confitura de frutas rojas y dulce de membrillo. Por último en boca se reveló como un vino todavía vivo y absolutamente redondo, con persistencia muy larga y agradable.
Un vino excelente que se mantiene de forma admirable tras tantos años y que confirma que el año 1970 fue, sin duda, excepcional en Rioja. Así que sólo puedo concluir diciendo: ¡viva la cosecha del 70!