En el aspecto monumental cuenta con varios edificios notables de entre los que destacaría su moderno ayuntamiento, un edificio muy llamativo, su antiguo ayuntamiento, reconvertido en un original reloj con las figuras de Cervantes, don Quijote y Sancho Panza, y la iglesia de Santiago, una joya del gótico, sencilla pero con un hermoso artesonado mudéjar y un espectacular dragón rojo y azul pintado en su ábside.
Pero también es un lugar para la diversión. En sus bares es costumbre pedir la bebida y que con ella te sirvan una tapa. Yo tuve la suerte de que me guiaran por algunos de los mejores locales y así pude disfrutar de buenos vinos manchegos acompañados por ejemplo de una croqueta, un montadito de bacon y queso, unas salchichas o unas albóndigas. Una forma estupenda de cenar bien y barato.
Además Ciudad Real tiene una activa vida cultural. Todos los días en que yo estuve había alguna función en su teatro municipal. Así aproveché para asistir a una representación de El Murciélago, opereta de Strauss muy entretenida y divertida.Y ¿qué decir del resto de la provincia? Pues entre otras cosas que tiene dos denominaciones de origen de vinos de las más tradicionales de España: La Mancha y Valdepeñas. Pero eso dará para más entradas del blog, puesto que no perdí la ocasión de visitarlas.