No nos hace falta pensar mucho para decidirnos visitar Valladolid, y más aún cuando se celebra su Concurso nacional de pinchos y tapas. Ya nos aventuramos hace unos años cuando dimos rienda suelta a nuestro paladar para probar todo aquello que pudimos. Como introducción, comentar que cada establecimiento vallisoletano se hermana con los restaurantes y bares de otras provincias y comunidades autónomas que participan en el concurso. Los pinchos tienen precio único de 1,80€.
Esta vez lo teníamos claro, había que probar esos pinchos ganadores. Bajo el hagstag #CNPValladolid2015 estuvimos twitteando en directo nuestro recorrido por las calles pucelanas.
La primera parada fue en el Aquarium sabores, Premio vanguardista gracias a su pincho Street-Food. Tosta de pan con mayonesa de escabeche, gelatina de atún rojo, algas y mezclum de lechugas. Especial mención a su bebida de acompañamiento, el Street-Drink, que era un vermú blanco con zumo de naranja y albahaca. El padrino en esta arrocería fue el Ábaco de Huarte (Navarra)
Avanzamos hasta la plaza Santa Brígida para probar el Lechazo Taj Mahal en el Don Bacalao, que fue el Primer premio. Aquí tenéis la receta y un pequeño vídeo de elaboración por parte de la cocinera. El bar no es muy grande y estaba lleno de público, de ahí que no pudieran servir el pincho en su pequeño elefante, no obstante, no defraudó para nada el pincho.
A La Tahona nos dirigimos seguidamente para conocer esa Raya 2015. Este establecimiento está repleto de pinchos, pero nosotros quisimos probar el Premio concepto. Se trata de una pasta wonton con tinta de calamar, algas, caviar de anchoas, puré de ajo negro y raya escabechada. Bar Restaurante Blanco, de Cangas del Narcea (Asturias), era el padrino.
No tardamos mucho en llegar al siguiente punto de la lista ya que lo teníamos al otro lado de la plaza. Se trata de La Teja, donde probamos su Canelón de pintada, trompeta negra y salsa de boletus. Bajo el hermanamiento de Casa Pedro, en Zaragoza, se llevó el Premio tradicional. Quizá un exceso de bechamel hizo que no resaltase el sabor de la pintada.
El Segundo premio lo obtuvo el Caroba, gracias a su Ovni de cochifrito. Se trata de cochinillo frito sobre una oblea, idea de The Westin Palace (Hotel Palace) de Madrid.
De la mano del Hotel Restaurante Atrio de Cáceres, probamos A huevo!!! en el Wabi-sabi, una taberna japonesa muy curiosa. Para comer esta tapa hay que empezar por la yema seguida de la clara.
Y, cómo no, no podíamos dejar de ir a Los Zagales para probar ese otro Segundo premio. Su Copa y puro no nos dejó indiferentes. Era un tartar de sardina con cebollita dulce, tomate, albahaca, trufa, aceituna negra, queso y agua de tomate. Y no, no es lo que parece.
El Premio aceite de oliva lo ganó el Arriero Tapas de Sorzano (La Rioja), así que nos fuimos hasta el Ágora para probar esa Bifana Macao, que era Pan bao con cococha al pil-pil.
En La Parrilla de San Lorenzo presentaron Aitona, de la mano de Danako de Irún (Guipúzcoa). Es un rollito de pasta wantoo relleno de chicharrón en escabeche elaborado a baja temperatura con pimientos del piquillo y verduras escabechadas, sobre falsa ceniza, flores y mousse de queso de cabra. La presentación está acompañada de un ahumado con vino y serrín de sarmiento, pero no fue tan espectacular como en la idea original.
Acabamos nuestro recorrido en el Belmondo, donde probamos Pan con Pan, un brioche con papada, carrillera, mostaza, trufa, mozzarella y refresco de cola, eso sí, en un tupper ideal para la merienda. También tenían otro pincho, el Octopus Birth de la Granota Restaurant de Moncofa (Castellón).
Y hasta aquí llegamos con nuestro paseo express por el centro de Valladolid. A pesar de la niebla y la humedad en el camino, pudimos llegar a probar todos los pinchos premiados, incluso alguno más que también mereció la pena. Sin duda una gran oportunidad de probar la gastronomía en miniatura de todos los rincones del país.
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