El motivo central de la visita Aranda de Duero era disfrutar de las Jornadas del Lechazo. Pero como siempre, nuestra anfitriona nos tenía preparadas más actividades epicúreas. Otra de las principales fue visitar la bodega Cillar de Silos en la cercana localidad de Quintana del Pidio.
La bodega que pertenece a la D.O. Ribera del Duero es moderna, del año 1994, pero sus viñedos son de larga tradición. Ya en el siglo XVII esta zona fue elegida por la calidad de sus vinos para suministrar al Monasterio de Silos. El edificio principal es elegante, de líneas sencillas y está pensado para que se pueda emplear la gravedad, en lugar de bombas, para las tareas de elaboración.
La visita resultó muy entretenida y durante la misma nos explicaron con todo detalle la creación de sus vinos. Desde la llegada de la uva a la bodega hasta su embotellado, pasando por la fermentación y la crianza en barricas de roble francés. La pequeña cantidad que se elabora permite controlar mucho los procesos y por tanto obtener una gran calidad.
Un momento particularmente interesante fue cuando entramos en el laboratorio enológico. Es un lugar muy importante pues es donde se controlan las características y evolución de los vinos. Sin embargo en la mayoría de bodegas no se visita. En este caso además pudimos aquí conocer alguna de las plantas que emplean en la elaboración de su vermut e identificar sus aromas: anís, cardamomo, cáscara de naranja, etc.
Tras la visita a la bodega principal, visitamos también una bodega subterránea cercana. Originaria del siglo XVII ha sido restaurada y vuelve a ser utilizada. Sus condiciones de temperatura y humedad constantes a lo largo del año hacen que sea un sitio ideal para la crianza en botella.
Terminamos la visita con una cata. Primero de su vermut llamado Golfo, que conocimos recientemente en el Salón de Destilados de la Guía Peñín. Al no llevar alcohol añadido resulta muy agradable de beber, más todavía si es con hielo en un día caluroso como era el caso. También nos gustó su llamativa etiqueta.
En cuanto a vinos, probamos en primer lugar su tinto Joven de Silos tempranillo 2014. Un vino en el que esta variedad de uva muestra toda su expresión frutal. En este blog ya reseñamos cuando la añada 2013 logró el premio Envero en su categoría.
También catamos Cillar de Silos crianza 2011. En este caso la uva tempranillo procede de cepas viejas y a su carácter frutal se unen perfectamente integrados los tostados del roble francés, resultando un vino muy equilibrado.
La oferta de vinos de Cillar de Silos se completa con un rosado y con dos tintos muy especiales: el Torresilo y La Viña de Amalio. También son distribuidores para España del champagne Jean Comyn. En suma, una visita totalmente recomendable.
1 comentario:
¡Me encantan las actividades! Tenía yo curiosidad por la elaboración del vermut, la visita al laboratorio muy interesante!
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