Kabuki
Dirección: Avda. Presidente Carmona 2, Madrid
Teléfono: 914176415
Web: www.restaurantekabuki.com
Precio aproximado: 75€
El Kabuki es, aparte de un tipo de
teatro japonés, un restaurante que hace ya tiempo teníamos muchas ganas de conocer. No en vano ha sido, tras el el Kabuki Wellington, el segundo restaurante japonés en España que ha obtenido una estrella de la guía Michelín.
Se trata de un proyecto iniciado por Ricardo Sanz, gran conocedor de la cocina japonesa, que ha combinado brillantemente con la mediterránea. Ahora continúa en la misma línea Mario Payán, mientras Sanz dirige el Kabuki Wellington.
Abre de lunes a viernes para comidas y cenas y sábados sólo para cenas. Los domingos cierra. Nosotros pudimos hacer una reserva de última hora en la barra donde, a cambio de una pequeña incomodidad, se puede disfrutar de algunas vistas de la organización de cocina y comedor y de la preparación de algunos platos. Todo un espectáculo. Añadir que cuando hace buen tiempo también se puede comer en su terraza.
A la hora de pedir nos dejamos aconsejar y comenzamos compartiendo varias de las especialidades más conocidas del Kabuki. Así la cena comenzó con el Sashimi Moriawase. Un plato en apariencia sencillo que consta de unos trozos de pescado y marisco (calamar, lubina, vieira, atún, toro, salmón y gamba, si no recuerdo mal) y que ya nos puso muy claro desde el principio que estábamos en un lugar excepcional. Todas las piezas tenían un sabor extraordinario y una suave textura que hacía que se deshicieran en la boca. Verdaderamente es algo que hay que probar.
Después llegó el turno del nigiri. Empezamos por una deliciosa Gamba Roja, con el detalle de servir además la cabeza a la plancha, de la que todavía se podía extraer algo de carne.
Siguió su famoso Pez Mantequilla (o fletán, o halibut) con cebolleta y trufa, junto con la Vieira Yuzu. El primero hacía honor a su nombre por su textura. Y en sabor ambos mantenían el altísimo nivel de sus predecesores.
Luego vino el no menos famoso Toro Tamari (ventresca de atún) levemente cocinado y con mostaza de Dijon. De nuevo comprendimos el porqué de su fama. Sublime.
Los siguientes fueron originalidades propias del Kabuki. El Steak Tartar, carne para variar, sabrosa y con el detalle del jalapeño (que era de los buenos).
Y finalmente el Huevo frito de codorniz con trufa, gran combinación de sabores que nunca falla.
En cuanto a segundos, escogimos tres opciones diferentes. El Ankimo es un hígado de rape al vapor con cebolleta y salsa ponzu que personalmente me dejó un recuerdo imborrable. Muy suave en la boca y con un sabor que recordaba al mejor foie con el añadido del mar. Una verdadera explosión de sabor que siguió en mi cabeza durante horas.
El Maguro Teriyaki o lomo de atún con salsa teriyaki es un clásico de la cocina japonesa. Cuando el pescado está en su punto y la salsa complementa y no tapa su sabor, roza la perfección.
Finalmente el Usuzukuri en Adobo era otro delicioso pescado con el añadido de migas de tempura como acompañamiento a modo de pan. Una delicia.
Hay que decir que los postres del Kabuki son también muy elogiados pero nosotros no fuimos capaces de probarlos. Con todo lo comido hasta ese momento no podíamos con nada más. Seguramente nos pasamos cuando pedimos los entrantes pero fuimos incapaces de arrepentirnos.
En cuanto a vinos, también cuenta con una carta en la que prima la variedad. El elegido para la ocasión fue el tinto Dominio de Tares 2007, del Bierzo, elaborado con la uva Mencía, propia de la región y procedente de cepas viejas.
Salimos del Kabuki plenamente satisfechos y convencidos de haber cenado en un restaurante muy especial. La comida nos pareció sobresaliente y la atención fue amable y cercana, consiguiendo que nos sintiéramos a la vez cómodos y bien atendidos en todo momento. Sin duda un lugar para volver.