La crítica del Sr. N'Guyen.
Queridos amigos de B-logia:
Quiero aprovechar vuestra amable invitación a escribir en este blog para hablar del Concurso de Tapas de La Rioja "el Rioja y los cinco sentidos", en su última edición de este año 2007.
Para poder hacer una crítica con un mínimo fundamento es sin duda necesario conocer lo mejor posible aquello que va a ser criticado. En este caso las tapas o pinchos. Y ahí empiezan los problemas.
Ya el año pasado sufrimos la desazón de quedarnos sin catar el quinto premio, pese a intentarlo en no menos de tres ocasiones y en distintos horarios y días de la semana. Pero claro, se trata de un bar ubicado en un centro comercial y nunca parecían encontrar tiempo para preparar el pincho. Está claro que sus prioridades son otras.
Pero aún peor se nos presenta la situación este año. El primer premio ha recaído en el Café Rioja de Calahorra. Y allí nos aparecimos este viernes un poco antes de las nueve de la noche con ánimo de degustar el pincho ganador y tal vez alguno más. No fue posible. Los pinchos se habían terminado. ¡Nos dijeron que era muy tarde! Increíble. ¿¡A las nueve de la noche es muy tarde para ir de pinchos!? Y, ¿a qué hora se toman?, ¿a la hora de la merienda? Pues parece que sí. Porque no quedaba ni el pincho del concurso ni ningún otro de los pinchos que precisan algo de elaboración.
En todo caso se trata del mismo pincho que ya presentaron al concurso de las Jornadas de la Verdura de este año. Así que no creo que nos molestemos en volver mientras no preparen algo nuevo. Y esperemos que entre tanto decidan si quieren ser un bar de pinchos de verdad y no un café en el que a veces se encuentran pinchos.
Bueno, veamos entonces el segundo premio. Es en el Rincón de Picuas, en la Travesía de la calle San Juan de Logroño. Una de las zonas de pinchos por excelencia. Aquí no debería haber problemas. ¿O sí? Pues el caso es que tratando de olvidar la decepción del viernes nos encontrábamos el sábado de pinchos por la calle San Juan cuando entramos en este local.
Intentamos pedir pero la dueña está ocupada, charlando animadamente. Al final conseguimos que nos haga caso. ¿El pincho del concurso? Huy, jiji, no queda, jiji, si ya son las once menos cuarto, bastante han durado hoy. Nueva decepción pero al menos aquí podemos pedir otra cosa. A ver... ya está otra vez la dueña de vuelta a la charla y se ha olvidado de nosotros, que aún no hemos pedido. En fin, está claro que en este caso lo que ocurre es que no le importa el cliente. Al final conseguimos pedir, pero no sé ni por qué insistimos.
Conclusiones:
Primera. En este concurso se han premiado locales que sin tener tradición de pinchos han buscado tal vez notoriedad y publicidad. Pero no es su negocio, no les interesa como tal y no disponen del pincho de manera habitual.
Segunda. También se han premiado elaboraciones tal vez demasiado complejas para considerarse pinchos. Son platos en versión reducida y no tienen la disponibilidad del auténtico pincho. Los locales de pinchos tradicionales no disponen de suficiente cocina para mantenerlos. Y además no les interesa hacerlo una vez recibido el premio.
Tercera. La disponibilidad del pincho durante el año posterior al concurso debe cumplir unos mínimos garantizados, según la normativa del mismo. Por ello se publica un folleto donde se indican todos los datos de los concursantes, horarios incluídos. Estos horarios no se cumplen.
Cuarta y final. El concurso de pinchos está fomentando un tipo de pincho alejado de la auténtica "cultura del pincho" que conocemos y amamos. En él, los auténticos pinchos de los auténticos bares de pinchos pasan desapercibidos, sin pena ni gloria. Y eso sí que no es de recibo.
Saludos.