Feliz Año Nuevo.
lunes, 31 de diciembre de 2007
Feliz 2008
Feliz Año Nuevo.
martes, 25 de diciembre de 2007
martes, 11 de diciembre de 2007
Cenar en Pekín (II)
Hay varias cartas para elegir; la principal está compuesta exclusivamente por distintas preparaciones de pato. De ahí hemos elegido, además del pato pekinés, sopa de pato, dumplings de pato, hígado de pato frito en mantequilla y unos bollitos rellenos de crema de hoja de loto que tienen forma de... patito.
El pato pekinés llega a la mesa entero, junto con un pinche de cocina que lo trocea a la vista del cliente. El primer corte es la piel, con su grasa, muy hecha y ligeramente crujiente. Lo ponen inmediatamente sobre la mesa: hay que consumirlo caliente mientras el cocinero continúa troceando el pato en pequeñas lonchas o láminas, como es tradicional en la cocina china. Una vez servido (y retirada la mesa auxiliar en la que se ha troceado), una de las camareras (compadecida de nuestra cara de pasmo) nos muestra la técnica de preparación, extendiendo con habilidad sobre una oblea los trozos de pato previamente untados en salsa, cebollino y ajo. A partir de ahí, con mayor o menor habilidad, cada comensal se prepara esta especie de “empanadillas” o “crepes”. El sabor es incomparablemente superior a cualquier sucedáneo que hayamos podido probar en restaurantes de Occidente. La carne de pato es muy sabrosa cuando es de calidad; además, está en su punto y la salsa que lo acompaña es exquisita.
El resto de la comida no desmerece al plato principal. Los hígados de pato, gracias al toque de la mantequilla, están más jugosos que el foie fresco al que estamos acostumbrados —aunque me queda la duda de si la mantequilla será de leche—. Los dumplings, con sus cuatro ingredientes componen una exquisita mezcla de colores, sabores y texturas. La sopa, con su sencillez, resulta sabrosa, tonificante y sorprendente. Los patitos, con su alegre presencia, sirven de postre a una comida que, para nosotros, rozó la perfección.
Como es costumbre, la comida está acompañada de té; en esta ocasión, de la variedad Oolong. El trato del personal ha sido muy amable, en un ejemplo más de la afamada cortesía oriental.
lunes, 10 de diciembre de 2007
Massaya Silver Selection 2004
El resultado es un vino fuerte en todos los sentidos. Color cereza, casi púrpura, muy intenso. Su aroma resulta muy alcohólico merced a su graduación del 14%, que enmascara la madera y apenas deja percibir la fruta madura. Y en boca resulta astringente, amargo y algo ácido, de moderada persistencia pero mucho cuerpo.
En definitiva nos resulta tan excesivo que nos llega a recordar (salvando las diferencias) a los antiguos vinos sin refinar.
sábado, 8 de diciembre de 2007
Black Tower Pinot Grigio 2006
En definitiva un vino correcto que nos gusta y que con sus 11 grados de alcohol resulta muy fácil de beber. No es de extrañar que Black Tower presuma de ser el vino alemán más vendido en el extranjero. Sin embargo en la lista de distribuidores no aparece ninguno para España, aunque sorprendentemente Allied Domeq lo distribuye en Estonia. Tal vez termine por llegar aquí.
domingo, 2 de diciembre de 2007
Fish and Chips
Y no nos defraudó. En su aroma todo hablaba de la crianza en barrica de roble, pues predominaba un agradable tostado. Y en sabor nos pareció perfecto. Un vino redondo, sin aristas y al estilo de los riojas tradicionales. Todo un placer para el paladar.
viernes, 30 de noviembre de 2007
Cottage Pie
Hardy's Nottage Hill 2006 Shiraz Tempranillo
jueves, 29 de noviembre de 2007
Pubs de Beverley
Black Tower Dornfelder Pinot Noir 2006
Bacchus Lane
martes, 27 de noviembre de 2007
Chicken Pie y Beef Pie
The Omelette
domingo, 25 de noviembre de 2007
Lancashire Hot Pot
La ocasión lo merecía.
jueves, 15 de noviembre de 2007
Brindemos
http://www.youtube.com/watch?v=i_5jQ-moLTo
(Godiamo, la tazza e il cantico
la notte abbella e il riso;
in questo paradiso ne sopra il nuovo dì.)
La vita è nel tripudio
quando non s’ami ancora.
Nol dite a chi l’ignora,
e’ il mio destin così...
¡Bienvenido, pequeñín!
¡Enhorabuena, papás!
La Anjana
miércoles, 14 de noviembre de 2007
Viñedos de otoño
domingo, 11 de noviembre de 2007
Cenar en Pekín (I)
Finalmente, nos decantamos por un restaurante de cocina coreana. Además de un excelente trato por parte del personal, pudimos probar kimchi, carne marinada a la plancha, anguila y langostinos a la plancha. Todo ello exquisito. Llama la atención a nuestros ojos occidentales la preparación de los langostinos que, como en los mejores restaurantes, llegan a la mesa con el cuerpo pelado aunque conservando la cabeza y la cola.
Dentro del hotel Asia Beijing en el que nos alojamos se encuentra un original restaurante especializado en pescados y mariscos. Su nombre es Old Dock. Lo más llamativo del local es, sin duda, las cuatro barcazas que flotan en un pequeño estanque en el centro del establecimiento. En su interior hay dispuestas mesas para el servicio de los clientes. Hay otras mesas convencionales —la mayoría— pero, obviamente, nos atraen las barcas y reservamos una de ellas. Entrar en ellas es, literalmente, embarcar y durante toda la comida la mesa-barca se mece dulcemente sobre el estanque, impulsada cada vez que el amable camarero sube a bordo para el servicio.La carta es tremendamente variada. Afortunadamente, nuestro camarero, que se presenta como James, no duda en explicarnos, con paciencia y tranquilidad, cada plato, recomendando los que están en temporada. El resultado final es una cena irrepetible. Comenzamos con una “sopa de aleta de tiburón” que solo puede calificarse de exquisita. El sabor y la textura son completamente diferentes de cualquier otro sucedáneo que hayamos podido ver en Occidente. Llamarlo sopa quizá no sea del todo correcto, ya que el ingrediente principal abunda tanto o más que el liquido. La consistencia de la ¿carne?, muy tierna, se complementa perfectamente con los aditamentos (“salsa marrón”) de la sopa. Se presenta en la mesa sobre un infiernillo que la mantiene caliente.El plato con mayúsculas de la cena es un pescado que la carta identificaba como “trucha de arrecife de coral”. Tras presentarlo a la mesa aun vivo, fue preparado al vapor y acompañado con una deliciosa salsa. Estaba en su punto, con una carne de delicada textura que se separaba fácilmente de la espina y un sabor extraordinario que no soy capaz de comparar con ningún otro pescado que haya probado antes.Tomamos también un plato de ternera, suave y tierna, que combinaba perfectamente con el arroz hervido, unos suculentos “dados de hígado de oca a la pimienta y el ajo” (especie de foie fresco con verdura) y unas hortalizas, recomendadas por nuestro eficiente camarero, de cierto parecido con los puerros y aliñadas de una forma semejante a la española. Tal como es costumbre en China, acompañamos la comida con té. En este caso, de la variedad Oolong, una de las más apreciadas.Lo exquisito de la comida, espléndidamente emplatada y presentada, y el esmerado servicio convirtieron esta cena en una de las mejores experiencias de nuestro viaje a China. Eso sí, advertimos a los viajeros que el Old Dock es un restaurante caro, con precios occidentales muy alejados de lo habitual en China.