
En unas dos horas se recorren sobradamente los 200 km que nos separan de San Juan de Luz. Allí encontramos una hermosa ciudad con una bonita playa y gran número de restaurantes.




Además el trato es excelente. ¿Y la comida? Pues acorde con el resto: el marisco muy sabroso y la parrillada de pescado en su punto. El burdeos que tomamos acompañaba perfectamente. Como postre yo me dejé sorprender por la "isla flotante", que resultó ser un merengue flotando sobre natillas.


2 comentarios:
Por Dios... Esto se avisa!!! Abro el blog y me doy de bruces con esas gambitas... Y claro, ahora todo el día con las papilas gustativas desestructuradas...
Pues ya sabes... abrelo por la tarde :-D
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