La
Estación Enológica de Haro se creó en el año 1892 como centro de investigación, estudio y análisis de los vinos de Rioja. Como otras
estaciones enológicas en distintas regiones vinícolas de España tenía el objetivo de modernizar la producción del vino y buscar una salida a la crisis que entonces sufría el sector.
Hoy en día la
Estación Enológica de Haro realiza análisis y presta asistencia técnica a todo el sector enológico. Además realiza los controles de maduración de la uva así como los controles de calidad que establece el Consejo Regulador de la DOC Rioja.
Con estos antecedentes se comprende que la cata, a la que asistimos el pasado sábado día 20, era muy especial ya de partida por realizarse en este lugar histórico y a la vez puntero. Como la anterior que
se contó en este blog, se desarrollaba en el marco de la exposición
La Rioja Tierra Abierta. Y en esta ocasión la bodega que mostraba sus vinos era
Ramón Bilbao.
Sin embargo a diferencia de la anterior cata que comentamos, no hubo visita previa a la bodega. Algo muy extraño pues había un microbús esperando para "volver" a la bodega cuando terminamos la cata. Pero nosotros no habíamos estado allí y además nos informaron que a esa hora la bodega cerraba. Nadie subió al microbús y nos quedó la sensación de que en algún lugar se produjo un error de coordinación.
La cata de cinco vinos fue dirigida por Javier Gómez Vivancos, responsable técnico de viñedo, y duró dos horas que se nos hicieron muy cortas. Sus explicaciones no evitaron temas tan técnicos como el suavizado de los vinos en su crianza por la polimerización de los taninos o la manera en que la elaboración puede lograr que se expresen o no determinados aromas. Algo que consiguió hacer ameno y comprensible para todos.
También nos habló de distintas bodegas que tiene el
Grupo Zamora, sin ocultar el hecho de que les importa hacer buenos vinos, pero sobre todo venderlos. Por eso cuando se hicieron cargo de Ramón Bilbao dejaron de elaborar blanco de Rioja y cambiaron el estilo de sus vinos tintos. Algo que ya pudimos apreciar en
otra cata con ellos hace cosa de tres años y medio, o cuando probamos el
Bustinza.
Finalmente han seguido elaborando blanco en Rioja pero sólo para la exportación y por petición de su distribuidor en Rusia. A cambio el grupo sí elabora blancos en otras denominaciones más solicitadas. Así, en Rias Baixas tienen el albariño Mar de Frades, del que probamos su actual cosecha 2012. Un vino muy fresco y que nos gustó, pero del que nos sorprendió su alto grado alcohólico.
El segundo vino que probamos fue otro blanco pero de Rueda. Un verdejo también de 2012 que mostraba los clasicos aromas afrutados a maracuyá que tiene esta variedad. De nuevo sorprendente el grado (13,5%) que tenía y que nos hizo preferirlo en aromas antes que en boca.
Después pasamos ya a los tintos de Rioja. Pudimos hacer una interesante comparación entre dos crianzas de la bodega: Viñedos de Altura y Edición Limitada. Ambos del mismo año 2010, ambos con la misma crianza. Pero el primero con un 50% de garnacha y el otro 50% de tempranillo de viñedos situados a mayor altitud. El segundo de tempranillo y viñedos de menor altitud. En el primero era todavía muy importante el carácter frutal de la garnacha y su característico aroma "a gominola" mientras que en el segundo predominaban los aromas de la madera, con notas balsámicas.
Terminamos la cata probando el Ramón Bilbao Reserva 2008. Un vino de uva tempranillo con un 10% de graciano y mazuelo. Tinto de corte moderno y con más complejidad tanto en aromas como en boca. Si no recuerdo mal tenía, como los otros tintos que probamos, un 14% de alcohol.
Respecto del alcohol, Javier nos explicó que el aumento del grado que se ha visto en los últimos años en Rioja (y en otras denominaciones) ha sido posible debido al aumento de las temperaturas así como a las mejoras en las técnicas de cultivo. Para él, este mayor grado nos da una uva más madura que producirá vinos de más color y aromas más intensos. Es por tanto un "tributo" que hay que pagar para conseguir vinos a la moda actual. Una pena, desde mi punto de vista, pues también hace que en una comida se disfrute menos el vino porque también termina pesando antes.
Así terminó esta cata tan interesante que agradecemos tanto a la organización como a la bodega. Hemos conocido mucha más información sobre los vinos de Ramón Bilbao, sobre la propia bodega y su posicionamiento en el sector y sobre la elaboración de los vinos. Después, y ya que no había visita, algunos nos fuimos directamente a comer a
Terete, que había que aprovachar que estábamos en Haro.