Frankfurt es una ciudad grande y cosmopolita que se encuentra situada en las orillas del río Meno. Aunque no es la capital del estado federado de Hesse, es su ciudad más poblada, rica en historia y además es la sede de una de las bolsas más importantes de Europa y del Banco Central Europeo.
Lo que más me gustó de Frankfurt fue su contraste entre lo antiguo y moderno.
Después de 5 días de viaje estabamos cansadas y nuestro primer contacto con la ciudad fue montadas en el autobús turístico. Dos rutas diferentes que nos permitieron ver los grandes rascacielos, la zona de los museos y la parte antigua de la ciudad.
El Römerberg es la vieja plaza mayor de la ciudad. Sus edificios fueron restaurados después de la II Guerra Mundial. Esa mañana nos dedicamos a recorrer la parte antigua y, ya que hacía sol, nos sentamos a comer en las terrazas de la plaza.
La sidra es la bebida típica de Frankfurt y se sirve en un vaso especial que se llama Geripptes, se ve en la imagen. Rica y refrescante. La Westhafen Tower se asemeja en su diseño a este vaso.
Durante nuestra estancia en la ciudad también comimos en el restaurante Cucina delle Grazie, al lado de la catedral, donde probamos el risotto con gambas, calabacín y chile. Picante y sabroso a la vez.
El Palmergarten, la casa de Goethe, la antigua Ópera, un paseo por las orillas de río fueron otras de las muchas cosas que visitamos e hicimos en la ciudad.
Y con un vaso de Federweißer en la mano en una animada fiesta en la calle, nos despedimos de Frankfurt. Aquí termina el viaje que tanto me ha costado contar :-D.
Auf Wiedersehen!
1 comentario:
enhorabuena ester!!!
has conseguido terminar las crónicas!!! MUy chulas!! Coincido contigo que Frankfurt me soprendió sobre todo por la mezcla entre lo antiguo y lo moderno. A mi me sorprendió gratamente la ciudad! Y el paseo por el río es muy bonito. Y viva el kaffee und kuchen!!! Auf Wiedersehen!! Hasta la próxima!
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