miércoles, 24 de enero de 2007
Problemas técnicos
Esta última semana b-logia ha tenido problemas técnicos relacionados con la migración a la nueva versión de blogger. Si alguna vez tienes problemas para entrar y no puedes vivir sin saber qué es de nosotros, puedes visitar nuestra versión clónica en bdlogia.wordpress.com
lunes, 1 de enero de 2007
Visitamos Viñedos del Ternero
Respondiendo a la generosa invitación que se nos hizo en este mismo blog, el pasado veinticinco de noviembre el núcleo duro de la logia se trasladó al mundo real para visitar Viñedos del Ternero. La primera curiosidad de estas bodegas es su ubicación dentro de un enclave burgalés totalmente rodeado por tierras riojanas. Caprichos de la historia quisieron que durante la división provincial de España esta finca quedara adscrita al municipio de Miranda de Ebro (Burgos), en lugar de al más cercano de Sajazarra (La Rioja).
La finca está situada en la ladera de un monte donde crece el pino y el peculiar pinsapo (picea abies), que da nombre al vino. Esta circunstancia da un toque peculiar a la fruta debido a la altura del cultivo (650 metros sobre el nivel del mar).
Aunque en tiempos llegó a ser un pequeño pueblo, hoy día solo alberga la bodega, que ocupa el antiguo edificio de un convento-hospital. Enfrente pervive la iglesia, reconstruida en el siglo XVII a partir de un templo anterior medieval del cual conserva un muro y un contrafuerte. Todos los edificios son de los siglos XVII, XVIII y XIX y están restaurados o en proceso de restauración. En la página web de la hacienda (www.elternero.com) se puede realizar una estupenda visita virtual.
Al llegar a la bodega fuimos recibidos por Ana, que fue nuestra anfitriona durante todo el recorrido. Tras las presentaciones, nos describió brevemente el lugar y su historia y pasamos a visitar la instalaciones. Ocupan todo el antiguo edificio del convento, vaciado por completo y convertido en una única nave con una separación longitudinal que divide los depósitos de la sala de barricas. La separación es de metacrilato, lo que proporciona una singular vista desde la entrada (situada en lo que fue el anterior primer piso y hoy galeria superior), pues de un solo vistazo se abarca todo el proceso de vinificación: desde la entrada de la uva a las prensas hasta su crianza en barrica. Solo el embotellado se realiza fuera de esta gran nave.
Tras visitar la bodega, la sala de embotellado y una pequeña sala de exposiciones con herramientas de viticultura, tomamos asiento para catar los vinos. Probamos, por este orden, el Miranda semicrianza, el Miranda crianza y el Picea 650 de 2003 (producto enseña de la casa).
Nuestra impresión fue la de un vino exquisítamente equilibrado, con el toque justo de madera y un sabor intenso a frutas del bosque/cerezas maduras, suave al paladar, nada astringente, pero muy persistente en el tiempo y en la memoria (de hecho no podemos olvidarnos de él...). El Picea 650 ha recibido el premio, "Bacchus de Oro" y el Miranda el "Tempranillo de Plata" que podéis ver bajo estas líneas. Son totalmente merecidos.
Viñedos del Ternero es una bodega pequeña. Esta aparente limitación acaba siendo una virtud, sobre todo porque tienen muy claro lo que quieren hacer: un vino cuidado, selecto y mimado. Eso exige unos cuidados y una atención que solo pueden permitirse con un producto limitado. El resultado es francamente estimulante. Lógicamente, habrá que esperar futuras añadas para poder comprobar la evolución de la bodega y del vino, pero de momento, el resultado es muy prometedor. Y, además, con un toque de "ruptura", creando productos que superan el etiquetado normal de Rioja. Porque, desde luego, no hacen vino del año...
Después de una agradable charla al calor de los vinos, nos despedimos de Ana y de la bodega. Nos quedó una grata impresión y desde aquí queremos agradecer a ambos, a Ana y a Viñedos del Ternero, su amabilidad y sus atenciones.
Aunque en tiempos llegó a ser un pequeño pueblo, hoy día solo alberga la bodega, que ocupa el antiguo edificio de un convento-hospital. Enfrente pervive la iglesia, reconstruida en el siglo XVII a partir de un templo anterior medieval del cual conserva un muro y un contrafuerte. Todos los edificios son de los siglos XVII, XVIII y XIX y están restaurados o en proceso de restauración. En la página web de la hacienda (www.elternero.com) se puede realizar una estupenda visita virtual.
Al llegar a la bodega fuimos recibidos por Ana, que fue nuestra anfitriona durante todo el recorrido. Tras las presentaciones, nos describió brevemente el lugar y su historia y pasamos a visitar la instalaciones. Ocupan todo el antiguo edificio del convento, vaciado por completo y convertido en una única nave con una separación longitudinal que divide los depósitos de la sala de barricas. La separación es de metacrilato, lo que proporciona una singular vista desde la entrada (situada en lo que fue el anterior primer piso y hoy galeria superior), pues de un solo vistazo se abarca todo el proceso de vinificación: desde la entrada de la uva a las prensas hasta su crianza en barrica. Solo el embotellado se realiza fuera de esta gran nave.
Tras visitar la bodega, la sala de embotellado y una pequeña sala de exposiciones con herramientas de viticultura, tomamos asiento para catar los vinos. Probamos, por este orden, el Miranda semicrianza, el Miranda crianza y el Picea 650 de 2003 (producto enseña de la casa).
Nuestra impresión fue la de un vino exquisítamente equilibrado, con el toque justo de madera y un sabor intenso a frutas del bosque/cerezas maduras, suave al paladar, nada astringente, pero muy persistente en el tiempo y en la memoria (de hecho no podemos olvidarnos de él...). El Picea 650 ha recibido el premio, "Bacchus de Oro" y el Miranda el "Tempranillo de Plata" que podéis ver bajo estas líneas. Son totalmente merecidos.
Viñedos del Ternero es una bodega pequeña. Esta aparente limitación acaba siendo una virtud, sobre todo porque tienen muy claro lo que quieren hacer: un vino cuidado, selecto y mimado. Eso exige unos cuidados y una atención que solo pueden permitirse con un producto limitado. El resultado es francamente estimulante. Lógicamente, habrá que esperar futuras añadas para poder comprobar la evolución de la bodega y del vino, pero de momento, el resultado es muy prometedor. Y, además, con un toque de "ruptura", creando productos que superan el etiquetado normal de Rioja. Porque, desde luego, no hacen vino del año...
Después de una agradable charla al calor de los vinos, nos despedimos de Ana y de la bodega. Nos quedó una grata impresión y desde aquí queremos agradecer a ambos, a Ana y a Viñedos del Ternero, su amabilidad y sus atenciones.
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