Este sábado aprovechamos para darnos una vuelta por
Calahorra y probar algunos de los pinchos que los hosteleros calagurritanos han creado este año para las
X Jornadas de la Verdura. La cata no fue muy exhaustiva pues llegamos un poco tarde y la mayoría de los bares ya habían agotado sus existencias de pinchos para esa noche, pero el pequeño muestro que realizamos fue suficiente para poder comprobar la imaginación y la creatividad de los cocineros locales y las obras de arte que se pueden realizar con unas verduritas de nada...
Comenzamos el recorrido en el Café Rioja, local que ha sido galardonado con primeros premios en varias ediciones de las jornadas. El pincho en cuestión, de cuyo nombre no logro acordarme, era una verdadera obra de ingeniería gastronómica. Se trataba de unas capas crujientes de almendra con boletos y esparrágos, aceite trufado y chocolate.
De allí nos fuimos a el Café Abadía a probar una lasaña de verduras al parmesano y una tortita vegetal con huevo de cordoniz; menos elaborados pero tanto o más sabrosos que el primer pincho y acompañados de un vino del año de la Rioja Baja más que agradable.
Sin abandonar La Rioja ni Calahorra llegamos a Andalucía, donde nos sorprendieron con unos chupitos calientes de alubia verde. Muy ricos, pero todos estuvimos de acuerdo en que, aunque el sabor era agradable, no hacía honor a su nombre, pues costaba reconocer la alubia verde entre los sabores de la patata y la nata.
Terminamos la ruta de pinchos en un lugar llamado Porqus Porqus, donde ofrecían dos pinchos creados especialmente para las jornadas. El primero, la alpargata de alcachofa con jamón serrano, realmente suculento; y el segundo, la golosina de puerro, un poco menos logrado.
El sitio era agradable y la carta realmente hacía honor a su nombre, así que decidimos redondear la cena con un bloc de foie, unos huevos Porqus (con su bacón y sus patatas), unos pimientos verdes (para desengrasar...) y un postre de los que nunca defraudan (queso fresco con membrillo).